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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ni Tom ni Jerry

El reparto de los derechos televisivos provoca una prolongación en las ventajas bancarias de la Liga española

David Trueba
Sandro Rosell.
Sandro Rosell.GIANLUCA BATTISTA

Tom y Jerry, así llaman a la Liga española de fútbol en el extranjero. Hasta tal punto se ha convertido en la persecución previsible entre dos contendientes. Por más que este año les aguante la carrera el Atlético de Madrid o haya algún equipo mejor afinado como el Athletic de Bilbao o el Villarreal, el realismo de la mirada exterior es concluyente. El reparto de los derechos televisivos provoca una prolongación en las ventajas bancarias. La oscuridad contractual que rodea el fichaje de las estrellas internacionales, que ha hecho caer a Sandro Rosell de la presidencia del Barcelona, se une al plante de los jugadores contra la directiva del Racing y el desmadre valenciano.

Las instalaciones que Al Jazeera ha levantado en Doha para albergar los estudios de su cadena dedicados al deporte expresan la fuerza comercial del fútbol. Diez platós dedicados a las Ligas más comerciales, con una tecnología radiante y una envergadura que equivaldría a la suma de las dos televisiones privadas españolas. Para evitar los prejuicios políticos asociados a la marca televisiva catarí, su división dedicada al deporte ahora se conoce como Be In. Es uno de los grandes aciertos expansivos, en contraste con la dañina política española con respecto a la televisión, y es muy posible que pronto sus tentáculos se hagan con algún espacio en nuestro país, reforzados por la compra de derechos de transmisión para todo el mundo. No deja de ser expresivo que cuando retransmiten un clásico entre Barcelona y Madrid, la audiencia supera los 80 millones, a los que habría que sumar los incontables espectadores que se suman por variados recursos imposibles de contabilizar.

Nuestra gallina de los huevos de oro anda clueca y amenaza con pincharse como nuestra burbuja inmobiliaria, con el consiguiente efecto sobre los bancos que se prestan a la orgía. Pese al interés internacional, la clave reside en el interior, donde la competición tiene que ser rescatada de quienes consideran que la huida hacia adelante es la única fórmula práctica. Es posible que en las próximas fechas asistamos a movimientos televisivos importantes, pero la clave está en reforzar el número de aspirantes con músculo financiero real y de esta manera su grado de competitividad, para frenar la fuga de personal hacia el modelo británico.

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