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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Breaking bad’

Ahora que se ha aireado ya el último capítulo de la serie, no está de más reparar en su título

David Trueba

Ahora que se ha aireado ya el último capítulo de la serie Breaking bad para colmo de satisfacción de sus fanáticos, que terminaron por ser legión, no está de más reparar en su título, difícil de traducir, pero bastante gráfico. Porque al concepto moral de echarse a perder, este breaking bad o romper mal del inglés, usado para definir un defectuoso inicio de partida en el billar americano, se le agrega también la idea de cambiar de vida y de suerte, pero hacia lo malo. Y ha querido el azar que el último capítulo de la serie creada por Vince Gilligan, y que antes de ser producida por la Sony para AMC fue rechazada por varias cadenas, coincida en el tiempo con la presentación de los nuevos presupuestos del Gobierno de Rajoy, que a ratos parece querer empujar a los honestos profesores de Física a convertirse en traficantes de drogas para levantar el país.

Estos presupuestos llegan acompañados de la bajada de pensiones. Así se termina de señalar a los que sufragan el agujero contable tras los trabajadores, funcionarios y servicios sociales, por más que sea mínima su responsabilidad en el desastre financiero que nos trajo a esta playa para náufragos. Si de algo han servido los pensionistas en este país con más de un 25% de desempleados es para tapar agujeros, remachar familias desfondadas y ofrecer un calor arcaico a quienes el futuro ha dejado desamparados. Rompen mal estos presupuestos porque señalan lo malo por conocer, prosiguen en la línea de degradación social, la que sin sorpresa conduce a las auroras doradas y el nacimiento de mesías populistas, única especie que florece en los desiertos políticos.

Rompen mal porque esas bolas de billar en que nos hemos convertido los españoles no ven otro destino que el agujero negro. La fuerza promocional del Gobierno los llama los presupuestos de la recuperación. Hace cinco meses utilizaban la situación catastrófica de nuestras cuentas para sumirnos en la congoja. No va a ser tan sencillo pasar del pavor traumático a la esperanza confianzuda. El ministro Montoro asegura que va a subir las ayudas para teatro. Será para borrar la mueca que han venido utilizando para meternos miedo y cambiarla por esta nueva de acogedora providencia.

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