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El mundo, mejor desde el sofá

Sofisticados equipos técnicos graban documentales con una alta resolución Grandes productoras utilizan drones para seguir las migraciones animales

Rosario G. Gómez
El valle Yosemite, en una imagen de la serie Norte América.
El valle Yosemite, en una imagen de la serie Norte América.

“En casa, los animales se ven mejor de lo que los vemos nosotros en el propio hábitat”. Iván Bouso, productor ejecutivo de National Geographic Channel (NGC), ha seguido en primera línea la espectacular evolución que han experimentado los documentales desde los tiempos míticos del comandante Cousteau, David Attenborough o Félix Rodríguez de la Fuente. Ahora disponen de sofisticados medios, inimaginables en los tiempos en los que los naturalistas tenían que esperar durante meses agazapados, y casi sin respirar, a que la pieza pasara delante de la cámara.

“Tenemos cámaras-trampa, que se disparan cuando detectan por infrarrojos la presencia de un animal. Las hemos utilizado para grabar tigres de Sumatra”, cuenta Bouso. Otras, como las critter, se ajustan mediante unos gatillos al cuerpo de determinadas especies marinas (ballenas, tiburones, delfines) para seguir sus movimientos. Son artefactos que no pueden emitir desde las profundidades en las que se mueven estos animales, de manera que a los seis meses quedan liberadas, suben a la superficie y se localizan en medio del océano mediante GPS. En otros casos, se utilizan drones (octocopter, helicópteros de ocho hélices) para seguir las migraciones de las aves o se instalan nanocámaras en el frágil cuerpo de una mariposa. Estos ingenios, más silenciosos y estables, suponen, según Bouso, una verdadera revolución. “Nosotros no utilizamos los drones para espiar”, bromea, “sino para hacer seguimientos de bandas de patos o de insectos”.

El secreto de una gran producción es sencillo: tiempo y dinero. Más de tres años de trabajo ha invertido Discovery en el rodaje de Norte América, una de sus producciones de naturaleza más ambiciosas, que se estrena hoy en Discovery Max (22.30). A través de tomas en alta definición, recorre inabarcables bosques y desiertos y muestra la fauna que habita en ellos. El actor José Coronado, que pone voz a esta travesía a lo largo y ancho de 10 países (desde Canadá hasta Panamá), destaca la impecable producción y la espectacularidad de las imágenes.

En EE UU, los pumas, osos polares, halcones o bisontes que desfilan por Norte América se han podido ver en 4K, sistema que multiplica por cuatro la calidad de la alta definición tradicional. En NGC, la orden es que para el próximo año el 90% de la producción debe ser en alta definición, un formato que ha arrinconado al 3D.

Un pingüino emperador de la Antártida, con una cámara adosada.
Un pingüino emperador de la Antártida, con una cámara adosada.

“La tecnología está al servicio de grabaciones apoteósicas. Por ejemplo, las de los fondos marinos”, apunta el director de Discovery Max, Fernando Jerez. Observa que el género está evolucionando hacia producciones “que recrean el futuro”. “Se trata”, dice, “de documentales que exponen cómo la tecnología va a cambiar la faz del mundo. Son trabajos que utilizan efectos especiales y el rodaje es casi cinematográfico”. Aunque añade que también está en auge el documental factual, enfocado al puro entretenimiento. Pero el clásico, el que se inspira en la naturaleza, tiene larga vida. Para confeccionar los siete capítulos de Norte América Discovery grabó 850 horas de película, a veces en condiciones adversas, como pudieron comprobar los técnicos que se vieron envueltos en el huracán Irene. Acumularon 600 horas de vuelo en helicóptero y recorrieron miles de kilómetros por carretera.

Complejo ha sido también el montaje de la BBC para la serie Los excavadores: animales bajo tierra. El equipo ha construido una gigantesca madriguera artificial, con cámaras y luces, entre las raíces de un viejo roble para grabar la vida de tejones y ratas de agua. Las imágenes que proporcionan estos túneles, convertidos en un camuflado estudio de televisión, son un gran salto desde el vídeo de baja calidad y en blanco y negro que brindaban las cámaras de visión nocturna. “Esto es a todo color, con gran detalle y primeros planos. Una perspectiva íntima y única de un mundo hasta ahora oculto”, explica el canal británico.

Dos años dedicó National Geographic al lince ibérico. El resultado fueron “imágenes inéditas que permitían ver su majestuosidad” y de paso “entender por qué hay que protegerlo”, dice Bouso, que expone el objetivo de la compañía: “Somos una sociedad sin ánimo de lucro y trabajamos para la investigación científica y para que la gente se preocupe por el planeta”.

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