El Señor Lobo tiene vida privada
Contiene detalles del primer capítulo de Ray Donovan
"Soy el Señor Lobo. Soluciono problemas". El personaje de Pulp Fiction llegaba a casa de su cliente y, sin que el otro tuviera que preocuparse por nada, se encargaba de hacer desaparecer cualquier quebradero de cabeza, por complicado que fuera el caso. Todo un solucionador. Esa es la profesión también de Ray Donovan, el protagonista de la serie que Showtime ha estrenado este verano y que acompaña a la última temporada de Dexter en antena. Pero este nuevo Señor Lobo, además de lidiar con los problemas ajenos, tiene que hacer frente a los suyos y los de su complicada familia.
Así se presenta la nueva ficción de Ann Biderman, responsable también de Southland, y que ha dado a Showtime el mejor dato de audiencia de un estreno, superando a Homeland. Con un aire serio, apesadumbrado y oscuro, el primer capítulo de Ray Donovan muestra a los protagonistas de la serie y el tipo de situaciones que el espectador se encontrará en los 12 capítulos que componen su primera temporada. Liev Schreiber (Scream, Salt) se mete en la piel de este solucionador en su primer papel protagonista en televisión, un tipo duro, con una enorme capacidad resolutiva, que no duda en mancharse las manos si la situación lo requiere.
El ritmo pausado y el ambiente oscuro y violento nos lleva a un Hollywood diferente al que suele aparecer en la pequeña pantalla. Los ricos y famosos también se meten en problemas y alguien tiene que estar ahí para limpiar todo rastro. Eso sí, Ray Donovan no tiene nada que ver con Olivia Pope; con una Olivia Pope en el mundo tenemos suficiente. Aquí nadie se considera un "gladiador con traje", aunque, de hecho, el protagonista de la serie de Showtime se ajusta más a la imagen mental que nos sugiere esa definición que el equipo que trabaja a los mandos de Olivia en Scandal.
En un mundo, el televisivo, repleto de antihéroes sumamos un nuevo chico duro por fuera pero con un corazoncito por dentro. ¿Aguantará el tipo entre tanta competencia? De momento, el capítulo piloto apunta maneras, deja al espectador con ganas de más y tiene una factura visual muy buena. Que no es poco.
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