Parquet Courts, ‘Light up gold’
Y es que esta banda de Texas afincada en Nueva York no intenta en ningún momento ser más de lo que es Las canciones aquí son soberbias sin necesidad de hacerse las interesantes
Como este disco, empezamos fuerte: si escucha usted un álbum de debú mejor que este durante 2013 eso significará que este ha sido el mejor año en mucho tiempo y que, si las cosas no se tuercen, los próximos podrían ser incluso mejores. Y es que, de seguido, suenan Master of my craft, que es como unos Modern Lovers hasta arriba de anfetaminas, Borrowed time, que es la mejor canción de The Strokes, y Donuts only, que no es más (ni menos) que una versión corregida y aumentada del Two states de Pavement. Ala.
Género: Rock
Titulo: Light up gold
Sello: What’s your rapture?
Año: 2012
Puntuación: 4,5
Lo mejor es que la cosa no decae, y el disco se desenvuelve entre el rock de garage, el lo fi más noventero, el punk neoyorquino, algún guiño suelto a The Fall, Hüsker Dü o Ramones y la sensación de que aquello de los tres acordes y toda la verdad aún puede ser cierto, siempre y cuando no olvidemos que el rock and roll debe ser algo que cabree a los mayores y que irrite, al menos, a la mitad de la gente que vino hoy a cenar a casa. Si no lo consigue, no es rock and roll, es canon, y Vargas Llosa lo incluiría en su próximo ensayo sobre lo que debe escuchar cualquier músico antes de atreverse a coger una guitarra. Se puede ser escritor sin haber podido acabar de leer el Ulises; se puede hacer rock and roll y odiar a los Rolling Stones; se puede filmar cine y aborrecer a Coppola. Y es que este disco, a pesar de tener hechuras que recuerdan a tiempos pretéritos, suena actual y, sobre todo, necesario, porque basa su idiosincrasia en celebrarse a sí mismo y no a las personas que lo inventaron si caer en ese solipsismo tan en boga hoy en día. ¿Realmente prefiere usted algo que le recuerde a bandas que ya conoce? ¿No sería más interesante descubrir algo que le hiciera querer investigar cosas nuevas? Y es que de Parquet Courts puede usted llegar a Royal Headache o Eddie Current Suppression Ring. Saber que vivimos en un mundo en el que estas tres bandas existen en simultáneo es un verdadero disparador de pensamiento positivo, y no los libros de Paulo Coelho. Dan ganas de jugar a la lotería.
Como habrán ya adivinado a estas alturas, lo que hace especial a Parquet Courts no es su capacidad innovadora. Ni rastro de dubstep, ni de experimentación, algo que, traicionando su idiosincrasia, se ha convertido en un estilo en sí mismo. No, lo que los hace especiales es la sensación de estar escuchando algo único, aunque todo lo que se oiga remita a otras cosas. Las canciones aquí son soberbias sin necesidad de hacerse las interesantes. Y es que esta banda de Texas afincada en Nueva York no intenta en ningún momento ser más de lo que es, pero tampoco menos, simplemente, porque la rueda ya la inventaron otros y ahora solo nos queda rodar y rodar. Entre el fatalismo de la muerte del rock, la ignorancia del hipsterismo posconsumista y la timidez a la que te conduce un tiempo en el que todo el mundo se empeña cada día en que todas las incógnitas están ya despejadas, Parquet Courts han encontrado un resquicio por el que meter la boca y soltar un pegajoso escupitajo que salpique tanto a la nostalgia como al futurismo, dos aproximaciones vitales que merecen ser castigadas por su falta de respeto con el presente, que, al final, es lo único con lo que contamos y, sobre todo, lo único sobre lo que tenemos capacidad directa para influir.
Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.
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