Rihanna, 'Unapologetic'
"La sensación general de que este es otro disco de Rihanna que llega a medio cocer"
Antes de Twitter, incluso antes de OT y Popstars. Antes de los Writing Camps y de Perez Hilton. Antes de todo esto, la biografía de un artista , dependiendo de su vocación confesional, se escribía a través de su discografía. Casi todos tenían su disco de amor, su disco de divorcio, su disco sobre lo jodida que es la vida en la carretera, su disco sobre qué jodido es ser una estrella y, finalmente, su disco sobre qué jodido es dejar de ser una estrella. Los más nostálgicos añoran ese tiempo en que la información sobre el artista era un bien escaso y casi siempre meramente musical. Las anécdotas más escabrosas, al curiosidades más curiosas no traspasaban el ámbito del aficionado y de la prensa musical salvo contadas excepciones. Solo un puñado de enfermos pensaban que su vida sería una experiencia plena si supiera qué desayuna David Bowie. Había que escarbar en su basura para saberlo. En las revistas de la consulta del dentista casi nunca aparecía Stevie Wonder saliendo de cenar de un restaurante japonés o Tom Petty enseñando su casa en Malibú y quejándose de lo duro que es encontrar un decorador. Los músicos eran estrellas de la música y su capacidad para adornar portadas no era comparable a la de familia real monegasca o a la de una ex primera dama casada con un oscuro armador griego.
Género: Pop
Título: Unapologetic
Sello: Def Jam / Universal
Año: 2012
Puntuación: Dos
Pero hoy lo sabemos todo de nuestras estrellas favoritas. Y de las que no lo son, también. El virus no solo afecta a gente como Lady Gaga o Beyoncé, sino que también puede llegar a contagiar a bandas indies, que en algunos países han dado más entrevistas que discos han vendido. Estamos en 2012 y aún se editan biografías de John Lennon (¿pero cuántas cosas hizo este hombre?). Estamos en 2012 y las tiendas de los aeropuertos están llenas de biografías de gente que nació en los 90. Sabemos qué desayuna Katy Perry pero somos incapaces de recordar nuestro propio número de móvil. ¿De verdad hay suficiente contenido para tanta difusión?
"Siete discos en siete años es un ritmo bestial incluso si eres Rihanna y para ti el proceso creativo es descartar estilismos"
Una de las estrellas que mejor ha sabido rentabilizar su relato es, sin duda, Rihanna. Lo curioso de la de Barbados es que ella no firma ni sus recibos de la VISA, pero sus discos son cada vez más biográficos. El que recibe el encargo de hacerle un tema no necesita demasiada documentación. Unapologetic es, como ya sabrán ustedes, si no han pasado las últimas semanas plantando tomates ecológicos en una aldea sin 3G, el disco en el que la de Barbados encara sin vergüenza su historia con Chris Brown, el novio que la zurró antes de una entrega de los Grammy y al que, harta de lanzarle mensajes en forma de estilismos y vídeos de Eminem, ha decidido llevarse al estudio para juntos grabar Nobody’s business, un tema de aires disco que homenajea al gran The way you make me feel de Michael Jackson. La canción, como era de esperar, es de lo mejor que ha grabado nunca Rihanna, aunque la pronunciación que exhiben en el estribillo ella y su oscuro objeto de deseo sugiere que, o están homenajeando a No me pises que llevo chanclas o realmente necesitan un logopeda. La historia de amor y las desgracias que lleva sigue en temas como No love allowed, un notable y curioso ejercicio de reggae sin percusión en el que hay incluso llamadas al servicio de urgencias. En el capítulo del haber, el disco también cuenta con Fresh off the runway, un tema de electrónica fría que recuerda al Gang Bang de Madonna, ese tema que tanto gustó a la facción de los fans de la Ciccone que en los últimos 20 años han comprado algunos discos que no venían firmados por su ídolo. Menos logrado pero más resultón es el primer single, Diamonds, que no puede esconder que es un tema de la omnipresente Sia, tanto que parece que a Rihanna la canción le ha caído encima y ni se ha enterado. Tan acostumbrada como está a hacer playback…
Pero, a pesar de que algunos temas, entre colaboradores, compositores y productores, llevan la firma de más de 13 personas, la sensación general de que este es otro disco de Rihanna que llega a medio cocer y, además, esta vez sin un gran single tipo Only girl (in the world) o We found love. Un ejemplo es ‘Stay’, escrito por Justin Parker, el responsable del ‘Video ganes’ de Lana Del Rey y que es exactamente eso, pero con una letra adaptada a la historia de Rihanna con Chris Brown y la sensación de que se ha escrito en una servilleta mientras se esperaba que la camarera trajera el cambio. Lo mismo sucede con Numb, la canción en la que colabora Eminem. Durante medio minuto da la sensación de que van a pasar muchas cosas, pero no sucede nada. Todo lo contrario que en Right now, en donde David Guetta ofrece todo el catálogo de tics de la EDM, no sea que nos olvidemos de incluir algo de lo que el público le gusta. Loveee song nos recuerda que el autotune jamás fue una buena idea y What now es una power ballad digital tan saturada que incluso The Killers se sentirían abrumados.
Siete discos en siete años es un ritmo bestial incluso si eres Rihanna y para ti el proceso creativo es descartar estilismos. El problema de todo esto es que la vida de Rihanna genera tanto contenido cada semana que es imposible resistir la tentación de hacerle un disco para que, en vez de los de OK Magazine, sean ella y su entourage quienes haga caja con su historia. Lo que pasa es que, llegados a este punto, es más divertido leer la biografía de la de Barbados en cualquier web de cotilleos que en sus discos. La próxima vez que quiera contarnos su vida, que haga como todos, y se abra un Tumblr.
Valoración: 0 ABERRANTE, el mundo sería mejor sin él; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordará de él; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un éxito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un millón.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.