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El medievo se pone de moda con ‘Un mundo sin fin’

Cuatro estrena la adaptación televisiva de la secuela de 'Los Pilares de la Tierra' Una miniserie de 8 capítulos protagonizada por Cynthia Nixon, Ben Chaplin y Miranda Richardson

El actor británico Ben Chaplin, en 'Un mundo sin fin'
El actor británico Ben Chaplin, en 'Un mundo sin fin'

La Edad Media, ese largo y tenebroso momento de la historia que transcurre entre una Roma conquistadora en la realidad y la ficción televisiva y unos Borgias capaces de envenenarte la sangre también desde la pequeña pantalla ha encontrado su lugar en este medio. Y no hablamos de una Edad Media de fantasía como la que cubren series con éxito tipo Juego de tronos, Erase una vez o Merlín, más cercanos a los cuentos de hadas que a la historia, sino de esa otra que se enseña en los colegios y que es parte de nuestro pasado como humanidad.

Esa es la que le interesó al novelista Ken Follett cuando escribió Los pilares de la Tierra y su secuela, Un mundo sin fin, y a los espectadores. Porque si las novelas vendieron 19,6 millones de copias la primera y 8,6 millones la segunda en todo el mundo, Los pilares de la Tierra encontró hace dos años un sólido arranque en la televisión estadounidense con 690.000 espectadores de media en su primer pase y ahora le toca el turno a Un mundo sin fin que este martes arranca en Cuatro (22.00). Y es que como dice Cynthia Nixon, una de las protagonistas de esta saga que transcurre en un pueblo de ficción con las más que reales Guerra de los Cien Años o la plaga de peste bubónica que diezmó Europa como telón de fondo, hacer historia es “sorprendentemente” divertido. “No puede ser más actual en un momento en el que hablamos de las desigualdades de nuestra sociedad. Del 1%. Sin quitarle la razón a lo que pasa echar la vista atrás te hace reflexionar y ver ese momento en el que lo que podríamos llamar la clase media empieza a enfrentarse a los poderes fácticos, a la Iglesia y a la Monarquía. Ese tiempo en el que los que no tienen nada empiezan a reclamar sus derechos”, resume la actriz.

La actriz estadounidense Cynthia Nixon
La actriz estadounidense Cynthia Nixon

Un mundo sin fin dista de ser una clase de historia. O una clave para la revolución. Si Los pilares de la Tierra utilizó la construcción de una catedral como excusa para reflejar lo que era la vida en el siglo XII, Un mundo sin fin arranca 200 años más tarde mostrando la historia de los herederos de aquellos que fueron los héroes de a pie de esa trama de ficción que transcurre en el pueblo de Kingsbridge, Inglaterra, donde Eduardo II ha sido forzado a abdicar a favor de su hijo y la sociedad se ve amenazada por dos frentes: los impuestos reales y la plaga. “Hablamos además de una sociedad dominada por la superstición, donde el mayor miedo lo produce el cambio, de esa larga lucha para salir de la oscuridad del medievo a la luz del renacimiento”, resume Nixon. Ella interpreta el personaje de Petranilla, alguien que no podía se más diferente a la Miranda que le dio la fama con Sexo en Nueva York. Un personaje por lo demás secundario en la novela pero que esta miniserie de 8 horas con guión del dramaturgo John Pielmeier (Agnes de Dios) y que dirige Michael Canton-Jones (Rob Roy) decidió llenar de contenido y convertir en el contrapunto a una mucho más dulce y femenina Caris (Charlotte Riley), la heroína de este reparto plural que también incluye a Ben Chaplin  (la delgada línea roja), Miranda Richardson (The Hours) y Tom Weston-Jones (Copper). “Alguien bien divertido por su violencia y por lo retorcida que es, algo a lo que no estoy acostumbrada porque siempre me contratan como la buena y directa. Es muy mala”, dice la actriz disfrutando de su maldad en una serie donde abundan las traiciones, los asesinatos, las amputaciones brutales y la horca, todo esto sin pasar del primer episodio.

La ambición de la serie también queda reflejada en su formato, coproducción financiada por compañías independientes en Canadá, Alemania y EEUU, rodada en Europa con Hungría, Eslovaquia y Austria haciendo de la Inglaterra medieval con todo lujo de detalles. “Un acto de valor porque no es tanto una miniserie de ocho horas sino ocho películas de una hora que te llevan atrás en la historia 700, 800 años reconstruyendo no un set sino toda una ciudad. Un proyecto ambicioso y valiente que una vez más demuestra lo interesante que es el mundo de la televisión, la cuna de la creatividad en estos momentos”, resume la intérprete.

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