Lana Del Rey: 'Born to die'
Pop
En los últimos meses hemos asistido a una entretenidísima pérdida de papeles generalizada. La agradable sorpresa causada por el videoclip de Video Games, la presentación de Lana Del Rey, fue un germen que se extendió como pólvora cibernética, mutando hasta convertirse en un monstruoso meme que ha fagocitado a todas sus múltiples manifestaciones acústicas y visuales y a su propio personaje. Las reacciones en contra fueron directamente proporcionales al hype, cercanas al salvajismo y la ojeriza gratuita, y en seguida cualquier comentario acerca del personaje creado por Lizzy Grant remataba en un apasionado, agotador y estéril debate cuyo único fin era posicionarse a favor o en contra. La publicación de su primer álbum debería servir para apaciguar los ánimos, más que nada porque resulta imposible imaginarse un escenario diferente.
Centrándose en lo estrictamente musical, Born to die confirma las mejores expectativas creadas por sus adelantos. Ni una sola de las 15 canciones que conforman la edición extendida merecerían quedarse fuera de un álbum de altísimo nivel compositivo. Desde la apertura con el tema central y homónimo del álbum, una balada adulta y orquestada que no desentonaría en el Ray of light de Madonna, hasta su cierre con la hermosa Lucky ones, se suceden los medios tiempos sin que el interés decaiga, ni siquiera en una segunda mitad con menor densidad de éxitos en potencia. La producción, en su mayoría realizada por Emile Haynie (Kid Cudi, Tinie Tempah, Kanye West), aporta un elegante envoltorio exuberante y urbano (llamémosle postrip-hop) a la sugerente voz de Grant, aunque su homogeneidad podría llegar a resultar agotadora. La temática de las canciones están en línea con su personaje romántico, decadente y maldito, en ocasiones hasta rozar la caricatura. En estos casos el oyente no anglosajón tiene una ventaja: poder centrarse en las letras en inglés o ignorarlas según convenga.
Lo que también confirma Lana Del Rey con este debut (si no contamos el tan comentado álbum “perdido”, cuya reedición se acaba de confirmar), es que a pesar de haber utilizado los canales de promoción habituales de artistas indie, su liga es otra bien distinta. Born to die es un gran álbum de pop mainstream interpretado por una cantante muy particular aspirante a superestrella del pop con referentes estéticos más especiales de lo habitual. Un brillante producto que tendrá más sentido cuanto mayor sea su éxito comercial. El público masivo será, al fin, el que decida si estamos ante una artista capital del pop futuro o ante una preciosa supernova.
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