Expolios y desinformación, protagonistas del número de marzo de ‘Tintalibre’

A demasiados políticos y portavoces políticos por vía mediática les pone de los nervios hablar de descolonización, expolio artístico y programas restitutivos. Es un síntoma más de la fiebre que entiende la nación (y su enfermedad, el nacionalismo) como patrimonio inmaculado, imperecedero, inmutable y divinamente idéntico a sí mismo a perpetuidad. Suele suceder con quienes carecen de conciencia histórica y propenden a pensar sus naciones y países y Estados como ensoñaciones lúbricas y a menudo codiciosas, cuando, en realidad, son resultado de la sangre y el fuego, “a saco y a degüello”, como escribió Sánchez Ferlosio, santo varón del desengaño nacionalista precisamente con las conmemoraciones del Quinto Centenario en Y esas Yndias equivocadas y malditas de 1994. Por fortuna la mayoría de la población está menos dominada por pasiones políticas tan oscuras y entiende muy bien que el pasado es presente y móvil y maleable como la vida de cada cual.

El número de marzo de la revista TintaLibre ha querido escuchar una diversidad de voces sobre ese amplio asunto buscando la complicidad de una artista y una activista guatemaltecas, Marilyn Boror Bor y Gladys Tzul Tzul, y otros expertos como Manuel Borja-Villel, Pau Luque, Juan-Luis Montero, Juan Pimentel y el choteo de Miguel Sánchez-Romero, además del trabajo de Andrea Marcolongo para recordar que el arte robado está en el origen mismo de la civilización. La revista está ya disponible en los quiscos y durante todo el mes, así como para sus suscriptores.

Este marzo, además, la revista se acuerda de tres tremendos aniversarios. Iñaki Gabilondo y Jesús Maraña regresan a la tragedia del 11-M de hace veinte años en Madrid y al origen de la estrategia de desinformación y deslegitimación que todavía dura. La conversación que mantuvieron, se estrena el domingo en EL PAÍS en formato vídeo.

El periodista Cristian Segura nos instala en los primeros días de la guerra contra Ucrania, cuando llegó como corresponsal de EL PAÍS en marzo de 2022, ahora hace dos años, y tres escritores restituyen a través de sus particulares diarios el aroma de los días del confinamiento por el Covid (en otro marzo de hace cuatro años).

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