Premios Ortega y Gasset: así fue la semana de actividades sobre periodismo en Valencia
Los galardones salieron de Madrid y celebraron encuentros con lectores, una proyección de cine y un taller infantil de periodismo
Por primera vez en 39 años, los Premios Ortega y Gasset de Periodismo, que organiza EL PAÍS, han salido de Madrid para celebrarse en Valencia. La gala, que tuvo lugar el pasado martes 31 de mayo, acogió a los ganadores de este año, pero también a los de las dos anteriores, que no pudieron acudir a sus respectivas ceremonias por las cancelaciones ligadas a la pandemia. Esta vez sí, el acontecimiento reunió a lo mejor del periodismo de los tres últimos años. Y para celebrarlo, EL PAÍS organizó una semana de actividades relacionadas con los premios: charlas y encuentros con ganadores y periodistas del periódico, un taller de periodismo para niños y la emisión de la película sobre el reporterismo de guerra Morir para contar, del cineasta y escritor Hernán Zin.
Además de premiar los mejores trabajos en español, los Premios Ortega suponen una ocasión anual para hablar de periodismo, el valor de la profesión y los retos a los que se enfrenta. Así lo analizó la directora del periódico, Pepa Bueno, en un encuentro con medio centenar de suscriptores el mismo martes 31, tan solo unas horas más tarde de la ceremonia de entrega de los galardones. Eran sus primeros premios como directora del periódico: “Ya era hora de salir de Madrid”, celebró Bueno en el Palacio de Malferit de Valencia, un precioso edificio gótico del siglo XV donde tuvo lugar el encuentro. Durante una hora, los lectores del diario charlaron con la directora para agradecerle la labor del periódico, pero también transmitieron sus inquietudes sobre los peligros de las noticias falsas, la proliferación de nuevos canales de información y la falta de rigor de muchos creadores de contenido. ¿Qué puede entonces hacer un periódico para combatirlo? Responder al por qué y al cómo suceden los acontecimientos, profundizar en los antecedentes; analizar los motivos de una noticia con contexto y amplitud de miras, sintetizó Bueno. “El periodismo es un oficio que tiene un protocolo y una reglas. Solo si se cumplen con exactitud se podrá considerar periodismo. Si no será comunicación”, puntualizó la directora.
El diario organizó también un ciclo de charlas con los ganadores de esta edición en la Universidad de Valencia que comenzó el 17 mayo. Fue inaugurado por los periodistas de EL PAÍS Julio Núñez e Íñigo Domínguez, parte del equipo que ha destapado más de 1.200 casos de abusos en la iglesia española, lo que ha merecido el premio Ortega y Gasset en la categoría de mejor historia o investigación periodística. Los alumnos de la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación conocieron los pasos seguidos por los periodistas para certificar la veracidad de las denuncias, encontrar a los abusadores y sostener la credibilidad de la investigación.
El día 29 de mayo, dos días antes de los premios, el Centro Cultural la Nau acogió dos actividades simultáneas para el público general. De un lado, El Aula Magna, en colaboración con el Aula de Cine de la Universidad, acogió la emisión la película documental Morir para contar (2018), del cineasta Hernán Zin, que cedió los derechos de reproducción de su largo como homenaje a David Beriáin y Roberto Fraile, los periodistas asesinados un año antes en Burkina Faso mientras ejercían su profesión y que este año recibían el premio Ortega y Gasset a la mejor trayectoria; un galardón entregado a título póstumo. La película, en la que participaron los periodistas hace unos años, recoge la experiencia de algunos de los reporteros de guerra de España más importantes de las últimas cuatro décadas, a los que el cineasta rinde homenaje.
A la misma hora de la proyección, y en otra sala del centro, tenía lugar un taller de periodismo para niños, donde se planteó de forma lúdica para qué sirve un periódico o cómo construir una noticia. Un día antes, el Real Madrid había ganado la Champions contra el Liverpool. Fue el tema elegido por Álvaro, de 8 años, para ilustrar su noticia. “La 14 Champions del Real Madrid ya está en el Bernabéu”, eligió como titular de la portada de EL PAIS confeccionada por él mismo y que después se llevó a casa.
Wilfredo Miranda y Carlos Herrera, dos de los componentes de Divergentes, premio a la mejor cobertura multimedia acudieron el día 30 de mayo a la Facultad de Comunicación de la Universidad de Valencia para conversar sobre la represión del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua. Según explicaron, comenzaron a reportear con la intención de hacer tan solo algunos artículos, pero acabaron desarrollando un proyecto que les llevó un año. Contaron cómo plantearon su trabajo ganador, El reto tras la masacre, “desde todas las aristas posibles” para poder ofrecer “una perspectiva integral” de las consecuencias de este estado opresor, impuesto desde 2018. Los periodistas, que viven exiliados desde hace casi un año, recordaron que más de 120 reporteros han abandona el país y que los que se quedan viven bajo la amenaza de ser encarcelados y torturados.
Tras ellos, la fotorreportera mexicana Sáshenka Gutiérrez, premio a la mejor fotografía, compartió el momento de intimidad en el que capturó a la protagonista de su imagen, Sandra Monroy, tras sufrir una doble mastectomía. “No íbamos a hacer las fotos para publicar, solo queríamos documentar lo que le estaba pasando”. Pero su experiencia podía ayudar a más personas en su situación y así Monroy se decidió a compartirlas y a lanzar la iniciativa Jódete cáncer para acompañar a mujeres que deciden no reconstruirse el pecho tras su extirpación. “Ella tenía miedo de cómo íbamos a reaccionar, a que la viésemos con lástima, no quería compasión”, recordó Gutiérrez. Pasados los miedos, la fotógrafa asegura que Monroy luce con orgullo su cuerpo.
Gutiérrez, como sus compañeros nicaragüenses, también conversó sobre la presión que viven los periodistas en países como el suyo. Reconoció que la tensión a la se ven sometidos por el clima hostil y los asesinatos de sus compañeros es difícil de soportar tanto para ellos como para sus allegados.
Ya el martes, después de acudir a la ceremonia de entrega de los Ortega y Gasset, los periodistas y firmas de Opinión de EL PAÍS Luz Sánchez-Mellado y Manuel Jabois se encontraron con un grupo de suscriptores en sendos actos. El lugar elegido fue la cafetería del Centro Cultural La Nau. Sánchez-Mellado, la primera en acudir, compartió con los suscriptores algunos “cotilleos” de la gala y su visión sobre el periodismo. “Siempre me ha interesado lo que le ocurría a los demás y creo que, si no te interesa observar y preguntar, mejor que te dediques a otra cosa”, aseveró. A preguntas de los suscriptores sobre la “aparente frivolidad” de los temas de sus columnas, la periodista defendió que no se debe despreciar aquello que gusta a millones de personas, “como Sálvame”, ni serle ajeno. “Una alfombra roja es una expresión más de la cultura”, ejemplificó.
La columnista reconoció que en esta faceta necesita el cuchillo de la hora de cierre sobre el cuello para enviar el texto. Lo mismo indicó Manuel Jabois en el encuentro que le siguió. Ambos lo relacionaron con la adrenalina, pero también con la inseguridad de hallar la palabra justa. “Intento no hablar de mí, sino del de al lado”, explicó Jabois sobre su papel de columnista. Comenzó a escribir opinión con solo 19 años, pero lo que hacía entonces difiere bastante de lo de ahora. “Ahora, a veces, estoy orgulloso de lo que escribo”, reconoció y explicó que ha dejado de intentar entenderlo todo y tener una postura clara. Ahora opta por meterse en lo que le es ajeno y llevarse al lector con él, para que hacerse preguntas juntos que no siempre tienen respuesta. Y confesó que hay algo que le pesa en su firma: la obsesión de la búsqueda del tema semanal. Le ha hecho perder la mirada del niño que se deja sorprender sin más pretensión: “Ahora tengo la mirada soporífera de leer a los demás intentado encontrar ideas para mí mismo”.
La Diputación de Valencia colabora con los Ortega y Gasset
Los premios Ortega y Gasset recibieron en su edición de 2022 una subvención de 40.000 euros de la Diputación de Valencia. El dinero fue destinado a sufragar parte de los costes de la celebración de la ceremonia de entrega de los galardones, que tuvo lugar el 31 de mayo den el Palacio de las Comunicaciones de Valencia.
Además de la ceremonia de entrega, que se celebraba por primera vez fuera de Madrid, EL PAÍS organizó en la ciudad una serie de actividades de libre acceso destinadas a la sociedad civil valenciana que incluyeron encuentros con los galardonados, un taller de periodismo infantil, la proyección de un documental sobre el periodismo de guerra y el encuentro con algunas de las principales firmas del diario.
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