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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mobile y el mundo que viene

Estamos en una mutación de las que cambian profundamente a las sociedades. Y en este marco la cancelación del Mobile me parece indiciaria de un posible declive de este tipo de eventos

Josep Ramoneda
Un operario en las inmediaciones del recinto de Fira de Barcelona de Gran Via.
Un operario en las inmediaciones del recinto de Fira de Barcelona de Gran Via.ALBERT GARCIA

Si quiere conseguir un hueco en la gran transformación del mundo, una ciudad como Barcelona tiene que plantearse cómo irradiar más y no limitarse a esperar que los demás la irradien. Tiene potencia para ello (y espacio en territorios que no forzosamente son sólo los del actual mainstream, pero que también existen). La cancelación del Mobile World Congress 2020 no hace más que confirmar esta evidencia, por más que algunos se nieguen a aceptarla en nombre de este provincianismo posmoderno que es el cuento de la globalización feliz.

La suspensión del Mobile es ilustrativa de quién manda en el mundo. ¿Quién ha decidido la suspensión? Unas pocas grandes compañías de dimensión mundial. En el momento en que se anunciaron las dos primeras cancelaciones ya sólo quedaba una incógnita: cuánto tiempo tardarían en anunciarse las siguientes. Las promesas de la organización de mantener el Congreso eran pura resistencia, salvar la imagen luchando contra lo inevitable. Naturalmente, la pregunta es: ¿por qué lo hicieron? La explicación oficial todos la sabemos: la culpa es del famoso Covid-19. Un argumento que encuentra su fuerza en la natural tendencia al pánico de una especie, la humana, que es perfectamente consciente de su condición contingente. El miedo es probablemente el sentimiento más universal y por tanto instrumento privilegiado para el ejercicio del poder.

No dudo que los grandes poderes de este mundo son sensibles al miedo como los demás (hay mucha literatura sobre la paranoia de los gobernantes), pero que pueda funcionar como pretexto es distinto de que sea la causa de la cancelación. Hay quienes acompañan la teoría del miedo con un argumento complementario: la imagen. Estas grandes compañías han querido demostrar que su prioridad era la seguridad de su gente, conscientes además de que un solo caso en una de las compañías habría podido dañar su reputación. Una vez más, me cuesta creer un argumento basado en algo sumamente hipotético, porque como dicen la OMS y el Gobierno español: “No hay ninguna razón de salud pública que impida la celebración de eventos de este tipo”. De modo que el Covid-19 puede servir de coartada, pero ¿de qué?

Algunos apuntan a razones geopolíticas que nadie se atreve a concretar, aunque siempre aparezcan dos fantasmas en el horizonte: Trump y el despotismo chino. Pero, sin descartar maniobras de este orden, a mí me parece que sí se puede apuntar a razones directamente relacionadas con la gran transformación digital. Estamos en una mutación de las que cambian profundamente a las sociedades, de la envergadura de la que se produjo entre 1914 y 1945. Y en este marco la cancelación del Mobile me parece indiciaria de un posible declive de este tipo de eventos. Está en la propia naturaleza de la cultura digital vigente: si el espacio de comunicación es la pantalla, si a través de ella se congregan a miles de millones de personas cada día, ¿estas pequeñas concentraciones masivas tienen algún sentido? Si las grandes compañías se han acogido al Covid-19 para forzar la cancelación del congreso (y en cambio las pequeñas, mucho más numerosas, seguían defendiéndolo) ¿no será porque saben que les aporta poco a su negocio y que, por tanto, les sale a cuenta montarse a la oleada del pánico?

No dudo de que el Mobile 2021 y el 2022 se celebrarán, pero sí quiero advertir que en una cultura en que la relación virtual está desplazando la relación presencial, en que la fascinación por la pantalla parece canalizar los sentidos lejos de mirarse, encontrarse y tocarse que han configurado tradicionalmente el lugar de la experiencia, juntar a la gente en un recinto puede ser cada vez más raro. Y, ya que estamos en el ámbito económico, la intermediación ya no es lo que era. Cada vez pasa menos por la calle. En la confluencia entre transformación digital y transición ecológica, además, las grandes compañías pueden encontrar una coartada para lucir ahorro en desplazamientos aéreos. En cualquier caso, desde la exhibición de autoritarismo teatral por parte de China, que con su aparatosa manera de afrontar el conflicto ha dictado el pánico al mundo entero, hasta el poder imperial de unas docenas de compañías que han decidido la suerte del Mobile pasando por encima de todos (y con la mirada impotente de los gobiernos), hemos asistido a un ilustrativo espectáculo sobre el mundo que viene.

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