El Ter anega diferentes zonas de Girona
El río supera su cauce tras una noche tensa de confinamiento
Tras una noche de calma tensa, el río se desbordó. Pero no el esperado. Tres días de anuncios de meteorólogos, políticos y expertos que predecían un posible desbordamiento del río Onyar a su paso por Girona, como 50 años antes, y fue el caudal del Ter el que este miércoles se salió de su cauce. Las intensas lluvias caídas y los pantanos al máximo de su capacidad hicieron que se anunciara un inédito confinamiento a los habitantes de los 26 municipios del bajo Ter.
Sus vecinos, alcaldes y los servicios de emergencias pasaron una larga noche. Pero las pesimistas expectativas no se cumplieron hasta que en el cielo aparecieron los primeros rayos de sol de la semana, cuando el río avanzó con furia y llegaron las inundaciones.
Sobre las once de la mañana los vecinos de la ciudad salieron a la calle para comprobar la “falsa alarma”. Todo estaba en orden. El puente de Fontajau, donde el Ter circula justo antes de unirse el Güell y el Onyar estaba lleno de curiosos inmortalizando la fuerza del agua. Pronto se pudo escuchar el crujir de los árboles, que uno tras otro iban cediendo ante la corriente del agua, que inundó el parque cercano al pabellón de Fontajau.
El Ter, que velozmente aumentaba su ímpetu, pronto cubrió varias carreteras y calles en los tres barrios en los que sus vecinos ya estaban alertados: Pedret, el Pont Major y Sant Ponç. Los habitantes lo vivieron con resignación y curiosidad. El Ayuntamiento cerró centros cívicos, bibliotecas y habilitó espacios para quien lo necesitara. Y con el desbordamiento llegó, a mediodía, de nuevo el confinamiento.
A medida que avanzaba el día se conocían más puntos donde había conseguido colarse el agua terrosa que avanzaba sin contención. Más de un metro de agua cubrió la pista del pabellón de Fontajau y obligó a anular un partido de baloncesto. En las escaleras del subterráneo del Auditorio el agua circulaba cual cascada y una gran manguera trataba de achicarla a la desesperada. También llegó el Ter a la planta -3 del Instituto de Oncología del hospital Dr. Trueta, donde se encuentran las instalaciones técnicas. Con carácter preventivo se anuló la actividad de radioterapia.
Las incidencias crecían al ritmo que lo hacía el caudal del Ter. A media tarde llegaron las restricciones de agua y la falta de suministro eléctrico entre la población. El embalse del Pasteral, entre la Cellera de Ter y Amer, absolutamente desbordado, se averió y dejó de suministrar agua potable a decenas de municipios, entre ellos Girona. El difícil acceso a la presa hizo que el helicóptero de los Mossos tuviera que trasladar a dos técnicos para averiguar la gravedad de la incidencia. Preventivamente, la alcaldesa anunció “restricciones de agua inmediatas”. El agua dejó de manar de los grifos de la ciudad a las cuatro de la tarde.
Aguas arriba, el Ter, que llegó a una punta de caudal de 996 metros cúbicos por segundo, se iba abriendo paso por todo su cauce, inundando campos, caminos y carreteras. También abatió una torre de media tensión en Bescanó y dejó a 4.000 abonados de Girona de nuevo sin suministro eléctrico. El confinamiento se mantenía a última hora de ayer jueves.
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