Vivir con miedo a las grietas que provoca el metro en el Este de Madrid
La Comunidad compromete más de un millón para arreglar las grietas aparecidas en las viviendas cercanas a la línea 7B, inaugurada a toda prisa por Aguirre
Celia Ramírez, de 56 años, vive rodeada de testigos que miden los movimientos del terreno sobre el que se asienta el bloque de ladrillo visto en el que vive en San Fernando de Henares (40.000 habitantes). Esos tornillos de acero inoxidable incrustados en las paredes auscultan la evolución de las grietas que empezaron a aparecer en centenares de viviendas cuando la línea 7 de metro llegó a este municipio al Este de la Comunidad, en 2007. Las heridas de los muros de su casa están por todas partes: en el salón, la terraza, las habitaciones... "Tengo miedo porque la casa cruje. Los ruidos son más evidentes en el silencio de la noche. Las puertas no me cierran. Y he comenzado a notar cómo se hunden las maderas del parqué", admite la mujer un día después de escuchar cómo el consejero de Transportes, Ángel Garrido, prometía invertir más de un millón de euros para solucionar el problema en 2020.
Todo empezó con una paella para miles de personas, dos conciertos, unas elecciones y Esperanza Aguirre. Con la cita electoral autonómica en el horizonte, las obras se hicieron a toda prisa, según cuenta Javier Corpa, el actual alcalde de San Fernando. Tras gastar 650 millones de euros en la ampliación de la línea, la inauguración fue por todo lo alto. La presidenta de la Comunidad repitió en el cargo. Pero pronto empezaron las quejas de los vecinos: algo les pasaba a sus viviendas.
"Posiblemente, por esas prisas por inaugurar tenemos que pagar hoy esa mala ejecución, porque los problemas se vienen produciendo desde el primer día", apunta el regidor, del PSOE. "El día a día de los vecinos es difícil", subraya. "Siempre pongo el mismo ejemplo: si la Comunidad ha desalojado la escuela de idiomas, la de adultos y la infantil, todo el complejo del Pilar, cómo se sentirán vecinos que tienen sus viviendas afectadas a 80 metros", sigue. "Tienen que entenderles".
En sus primeros once años de vida, la línea 7B de metro ha sido cerrada cinco veces. Eso la ha inutilizado más de dos años en total. Los problemas se concentran siempre en el mismo punto, entre las estaciones de San Fernando y Jarama. La realización de 12 kilómetros de túnel facilitó la entrada del agua, que así contactó con terrenos solubles (karstificación), afectando a los cimientos de unas 200 viviendas, según cuantifica Eloy Rodríguez, presidente de la asociación vecinal Parque Henares, miembro de la junta directiva de la FRAVM e integrante de la Plataforma de afectados por la construcción de la línea 7B.
Desde que llegó el suburbano, abriendo en canal las tripas del centro de la ciudad, donde abundan las aguas subterráneas por la cercanía de los ríos Jarama y Henares, las quejas por las grietas viajan de San Fernando a Coslada.
"Un día sentí un crujido tan fuerte que me despertó. Pensé que se me caía la casa encima. Vivo asustada", cuenta Ramírez, que explica que no tapa las grietas porque no serviría de nada. "Otros vecinos lo han hecho y han vuelto a aparecer. Tampoco tengo dinero para hacerlo".
"Las hemos tapado varias veces, pero vuelven siempre", coincide Natividad Palomo, de 74 años, que vive en el primer piso de un bloque anexo y dice haberlo intentado todo para acabar con ellas. "Esto va a más". Una situación que confirma su hija Azucena, con la que convive: "Cuando me levanto de noche intento no hacer ruido, pero es imposible. Parece que se va a hundir".
Juan López, de 87 años, lleva meses sin poder abrir la puerta principal de su casa, así que tiene que acceder por la del garaje. Al entrar, muestra una fisura aún más pronunciada que la de la fachada. "Un técnico de la Comunidad nos recomendó irnos a vivir con nuestro hijo. Se está rajando todo", resume.
"Estoy desesperada, tengo mucho miedo. Y eso que no subo a la segunda planta", reconoce llorando Federación Vivar, una mujer de 84 años con movilidad reducida. En el primer piso de la casa en la que reside, unifamiliar, todo es aparentemente nuevo. Hace cinco años gastó sus ahorros para hacer una reforma y adaptar la vivienda. En el último año empezaron a aparecer grietas enormes y las puertas ya no cierran. Se han caído rodapiés, y el mármol de la ventana se partió y existe un escalón entre ambos trozos. Mucho peor es lo que pasa en la parte de arriba, donde las fisuras han producido que trozos de techo y pared se desprendan. "El problema es el metro", sentencia Ricardo, su hijo.
Garrido prometió el jueves en la Asamblea que el Gobierno realizará un estudio geológico-geotécnico del suelo atravesado por esta línea de Metro tanto en San Fernando de Henares como en Coslada, para anticiparse a los movimientos del terreno. Recordó, también, que ya se han invertido más de 1,7 millones de euros en reparar 75 viviendas y zonas comunes. Para reinvertir de nuevo en la zona, el Gobierno de coalición que han formado el PP y Cs probablemente necesitaría lograr el difícil objetivo de aprobar unos nuevos Presupuestos, para lo que requerirá el apoyo de Vox.
"Estaremos vigilantes para que cumplan con su palabra", avisa el alcalde Corpa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.