Las acrobacias conquistan el Palau de la Música
La compañía Circa Contemporay muestra un espectáculo de arte en movimiento
Son acróbatas, contorsionistas y bailarines que convierten la danza en circo transmitiendo un alud de emociones al público con su energía física. Los cuerpos de los ejecutantes de la compañía australiana Circa Contemporary Circus volaban por el escenario del Palau de la Música Catalana en el espectáculo En Masse, concebido y dirigido por Yaron Lifschitz, con música de Franz Schubert e Igor Stravinsky. El espectáculo dejó boquiabierto al público por su furia acróbatica en lo que fue una de las propuestas más innovadoras del Festival Grec el 23 de julio.
Lifschitz y el Circa Ensemble regresaban a Barcelona con una muestra electrizante del arte en movimiento de los cuerpos humanos como vehículo de las más diversas emociones. Una concepción de gran fuerza y belleza visual que se nutre de la energía interior de la música y que llega al público como auténticas descargas de adrenalina.
La primera parte del programa, Endings, fue la menos convicente, quizá porque los lieder de Schubert necesitan más arte y riqueza de matices en la voz que movimiento. En un escenario apocalíptico, un caminante / homeless, interpretado por el tenor alemán Hans Jorg Mammel con algunos problemas de afinación, mostraba el desencanto, la amargura, la sensación de final de viaje a través de una selección de lieder de los ciclos Canto del cisne y Viaje de invierno en los que contó con la exquisita y poética colaboración del pianista catalán Jordi Masó como atento compañero de viaje musical.
Las canciones románticas de Schubert se entrelazan con buen ritmo teatral con las creaciones de música electrónica de la artista sueca Klara Lewis: en ellas, los cuerpos de los intrépidos ejecutantes pasan del desorden a la calma en un viaje visceral que se sustenta en una ejecución circense del más alto nivel.
Con la segunda parte llegó lo más memorable, la primera puesta en escena en lenguaje integramente circense de La consagración de la primavera, el genial y revolucionario ballet de Igor Stravinsky creado para los Ballets Russos de Serge Diaghilev. Pura maravilla. El carácter ritual, los juegos tribales, las danzas, los colores y la energía rítmica de la trascendental partitura de Stravinsky, interpretada en su versión para dos pianos con precisión, aplomo y vigor por Jordi Masó y Miquel Villalba, cobró nueva vida a través de la fuerza acrobática, los saltos y las contorsiones, la fuerza salvaje y el vuelo hipnótico de una compañía que convierte la danza en circo con admirable versatilidad y habilidad física.
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