El incendio de Cadalso es considerado el mayor de este siglo en la Comunidad de Madrid

Con las miles de hectáreas quemadas en Cenicientos y Cadalso de los Vidrios  -poblaciones cercanas al pantano de San Juan, en una zona de gran riqueza ecológica- se cierra un lustro sin incendios graves en la Comunidad de Madrid. El Gobierno regional rebajó este lunes su calificación del nivel del 2 al 1, después de que se hayan controlado dos de los tres focos del fuego. Se inició en el municipio toledano de Almorox el viernes y en dos horas recorrió unos 15 kilómetros debido al fuerte viento, hasta cruzar a la Comunidad, y se ha convertido ya en el mayor incendio de la región en lo que llevamos de siglo en cuanto al número de hectáreas quemadas.

Fuentes de la Comunidad de Madrid han confirmado que las condiciones han mejorado y que esperan atacar el incendio de forma definitiva esta noche, informa Berta Ferrero. El único foco activo por el momento es el de Peña Cenicientos. Ante la nueva situación, los efectivos pasarán la noche de este lunes de 500 a 350, entre bomberos, brigadas forestales y agentes del UME. El incendio de Cadalso y Cenicientos supera en extensión al incendio de agosto de 2012, que arrasó más de 1.800 hectáreas de los términos municipales de Robledo de Chavela, Valdemaqueda y Santa María de la Alameda, el peor de los últimos 20 años hasta ahora.

De momento y aunque está "contenido" y sin que avance, el incendio, que comenzó el viernes por la tarde en la localidad toledana de Almorox, ha calcinado aproximadamente 3.300 hectáreas, 800 en la Castilla-La Mancha y 2.500 en la Comunidad de Madrid. Se recomienda a los conductores consultar los posibles cortes de carreteras para moverse por la zona.

El intenso fuego obligó a desalojar a 2.000 personas de cinco urbanizaciones, entre las que se encontraban los residentes en un geriátrico de la zona. Este lunes ya no quedaban vecinos desalojados, informa F. J. Barroso. “Esto era maravilloso, ahora las vistas son deprimentes”, explicaba ante su parcela, dañada en el incendio, uno de los vecinos de Cadalso.

Un total de 91 personas pertenecientes a una urbanización de Villa del Prado pasaron la noche del domingo al lunes en el polideportivo de la localidad ante el riesgo de que las llamas alcanzaran sus viviendas. La Comunidad de Madrid ha logrado perimetrar el incendio en esta zona, lo que ha evitado que las llamas alcanzaran las casas.

Salvado el nido de águila imperial

El fuego, en cuya extinción trabajaban 500 profesionales con 49 dotaciones terrestres y 14 medios aéreos, ya no ha avanzado este lunes en los dos sectores en los que permanían activos (zona este de Cadalso de los Vidrios a Villa del Prado, y zona oeste de Cenicientos). En el sector este, en la ladera sur de la peña Cenicientos, los bomberos vigilaban de forma especial un área donde había un nido con dos huevos de águila imperial -especie, en peligro de extinción- que ha logrado ser salvado de las llamas.

El domingo por la noche, el calor y el viento dificultaban las tareas de extinción del fuego. Al amanecer se reanudaron el trabajo con medios aéreos, helicópteros e hidroaviones de las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha y del Ministerio para la Transición Ecológica. Los medios aéreos han retomado desde primera hora las labores de extinción, en las que trabajan efectivos de Bomberos, retenes forestales y la Unidad Militar de Emergencias (UME).

No es la primera vez que arde la zona comprendida entre Almorox y Cadalso. En 2002, el fuego comenzó en el vertedero de Cadalso, situado en la carretera M-507, en Cadalso de los Vidrios, y se propagó con rapidez por tres frentes distintos, hasta llegar a Almorox. Ardieron casi 700 hectáreas en total. Un año después fueron pasto de las llamas otras 400 hectáreas de monte en Navas del Rey. Agosto de 1999 fue otro momento trágico para el bosque madrileño. Ese mes se quemaron 500 hectáreas en el Monte Abantos, en San Lorenzo de El Escorial. Fue necesario desalojar a más de 80.000 personas.

Durante el pasado fin de semana el viento llegó a superar los 40 kilómetros por hora, lo que facilitó la expansión de las llamas gracias a que en la zona del incendio es muy abrupta y tiene bastantes laderas y barrancos. Un descenso notable en la velocidad del viento y el aumento de la humedad del aire han facilitado las condiciones para tratar de controlar el incendio.