Un estegosaurio en el Paseo del Prado
En el bulevar central del Paseo del Prado, a mitad de camino entre Atocha y Neptuno, hay una fuente-monumento indescifrable
En el bulevar central del Paseo del Prado, a mitad de camino entre Atocha y Neptuno, hay una fuente-monumento indescifrable. Una pared de granito repleta de palabras, todas en mayúsculas, con un texto tan farragoso y tan mal puntuado que para leerlo hay que ponerle ganas, y para entenderlo hay que echar la tarde y llevar merienda. Nunca lograba pasar de la segunda de las quince líneas grabadas.
Delante del muro hay dos figuras de bronce. Un bicho feísimo, paticorto, pechigordo, con una cresta en el lomo y que escupe un chorrito de agua por la boca hacia la segunda figura: una mujer que lo triplica en altura y que avanza con el brazo medio extendido y la mano abierta, como frenando el ataque de esa especie de estegosaurio enano.
Un día conseguí llegar a la novena línea, hasta donde dice “la política debe ser católica, que es decir universal; apostólica, es decir, escogida, romana, es decir, una”. Quién sería el gil que dijo esto, y quién diseñaría este absurdo conjunto, pensé… Dejé de leer, me fijé en el indescriptible morro del estegosaurio bajito y me dispuse a seguir camino. Allí no había nadie cuando llegué, pero al irme había una pareja mirando y otro señor con un perrito de los del morro aplastado. Cuando te paras a mirar algo, otros se paran a mirar lo que estás mirando.
—¿Entendéis algo?, pregunté a la pareja.
—¿De qué?
—Del texto.
—No sé… estábamos mirando al bicho. ¿Qué es?
—Una cría de estegosaurio.
—¿De quién es este monumento?, preguntó el señor.
—Ni idea, contesté. Pero su perro es miss España comparado con… eso.
A espaldas del muro, sin embargo, está la explicación. Allí hay un medallón con el careto de Eugenio D’Ors y una leyenda encima: “A la memoria del magisterio orsiano. En MCMLXIII [1963] dedica Madrid esta fuente siendo alcalde el XVI conde de Mayalde”. ¡La madre que lo parió! ¡El conde de Mayalde! El responsable de la salvaje represión franquista desde la DGS, colaborador de la Gestapo y el que hasta 2018 tuvo una avenida en Sanchinarro que le dedicó el gobierno del PP de Álvarez del Manzano en premio a su militancia filonazi.
Finalmente averigüé que la mujer (sabiduría) intenta apaciguar a la ignorancia (estegosaurio); que el texto es una melé de frases sueltas del filósofo franquista catalán que se suceden sin ton ni son, que el conjunto lo encargó un alcalde nazi y es proyecto del arquitecto Víctor D’Ors, hijo del homenajeado. Y resulta que ni dios sabe que esa fuente está dedicada al catalán; y cuando digo dios, digo Google Maps, que ilustra la ubicación con una imagen del monumento al escritor Juan Valera, instalado casi en Colón, a un kilómetro de distancia.
Da igual. Para mí ya siempre será la fuente del estegosaurio bajito. Simbolizará la ignorancia, pero gracias a él he aprendido mucho.
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