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ELECCIONES VALENCIANAS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

A por la segunda vuelta

A partir de ya empiezan las negociaciones a tres bandas. No serán sencillas. El adelanto electoral y la campaña han quebrado relaciones personales antes fluidas

Amparo Tórtola
Toni Cantó, tras conocerse los resultados de las elecciones autonómicas.
Toni Cantó, tras conocerse los resultados de las elecciones autonómicas.BIEL ALIÑO (EFE)

Volvemos a estar en campaña. El 26 de mayo, elecciones europeas y municipales en la Comunidad Valenciana. Autonómicas en varios territorios del Estado. ¿Significa esto que las estrategias de pactos para conformar los nuevos gobiernos en España y en nuestra autonomía se dilatarán hasta que las urnas vuelvan a hablar? Cabe pensar que así será. Todo el poder municipal está en juego y, con él, las presidencias de las diputaciones. Pactos previos condicionarían o dificultarían alianzas posteriores.

Los resultados del pasado domingo introducen cambios significativos en nuestro ecosistema político. El PSPV-PSOE recupera la hegemonía perdida hace casi seis lustros. El PPCV, la pierde. El PP debería ser declarado zona política catastrófica, aunque Isabel Bonig haya defendido mejor el bastión autonómico de lo que Pablo Casado ha defendido el nacional. Punto a favor de Bonig cuando en tres, dos, un segundo los suyos empiecen a pedir su cabeza y la celebración de un congreso extraordinario. Compromís pierde el estatus de tercera fuerza política en beneficio de Cs. ¡Qué humillación! El arrebatado discurso antinacionalista de Toni Cantó -junto a otros factores- ha dado sus frutos. Irrumpe en les Corts,con diez escaños, Vox, por delante de los ocho diputados de Unidas Podemos-Esquerra Unida. Un parlamento autonómico atomizado, con dos bloques compactos y nuevos actores políticos de actitud desinhibida y procaz -Vox- promete sesiones parlamentarias gloriosas.

¿Habrá reedición del Pacto del Botánico? Habrá. Otras opciones venían barajando Ximo Puig y su equipo. Si el PSPV-PSOE hubiera superado la barrera de los 30 escaños la opción de gobernar en solitario con apoyos puntuales -modelo portugués- era una posibilidad a tener en cuenta. Con 27 escaños esa opción queda eclipsada. Compromís y Unidas Podemos serán las vigas maestras del nuevo gobierno autonómico. Como Cs y Vox lo son del andaluz.

A partir de ya empiezan las negociaciones a tres bandas. No serán sencillas. El adelanto electoral y la campaña han quebrado relaciones personales que antes eran fluidas. Unidas Podemos quiere asumir carteras de gestión en el nuevo Consell para marcar su impronta. Su nuevo líder, Martínez Dalmau, recordó a Puig que este ya estaba en política cuando él cursaba séptimo de E.G.B. Haciendo amigos. Compromís pasará a Puig la factura del adelanto electoral que tanto les ha perjudicado. Las admoniciones de Mónica Oltra en la madrugada electoral -hasta en tres ocasiones, sin citarlo, acusó a Puig de poner en riesgo la continuidad del Gobierno del Botánico- fueron un aviso para navegantes.

Se impondrá el pragmatismo, claro. Víctor Medvedchuk, un político ucraniano cercano al presidente ruso, Vladimir Putin, lo expresó hace unos días gráficamente tras las elecciones ucranianas que dieron el triunfo al pro occidental Zelenski. Dijo: “No hay que besarse o abrazarse de nuevo -con Rusia- basta con establecer relaciones pragmáticas”.

Mónica Oltra debería releer el Breviario de los políticos del Cardenal Mazarino, regente de Francia durante la infancia de Luis XIV: “No te fíes de ningún amigo, sospecha de todos, porque pocas son las amistades que no decepcionan”.

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