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El año en que la Penya y Badalona tocaron el cielo

La ciudad celebra el apoteósico triunfo en la Copa de Europa de 1994 que rememora el documental de TV3 ‘Spirit of Tel Aviv 94’

Robert Álvarez
La plantilla de la Penya celebra la Copa de Europa en 1994.
La plantilla de la Penya celebra la Copa de Europa en 1994.JOAN SÁNCHEZ

Jordi Villacampa, excapitán y expresidente del Joventut, lo suele contar: “Se tiene que residir en Badalona para saber cómo se vive el baloncesto aquí; de lo contrario, lo máximo que puedes hacer es imaginártelo”. O, ni siquiera eso. También se tiene que haber presenciado la final de la Copa de Europa de 1994 en el pabellón La Mano de Elías de Tel Aviv e incluso la de dos años antes, la que perdió el Joventut en Estambul, para apreciar la trascendencia de aquella etapa del equipo verdinegro y lo que supuso para el club, para el baloncesto español y en especial para la ciudad de Badalona.

En cualquier caso, quien no lo viviera, porque no tuvo la ocasión entonces o porque ni siquiera había nacido, podrá hacerse una buena idea si ve el documental ‘Spirit of Tel Aviv 94’.

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Presentado por sus directores Joan Sánchez Piñol y Víctor Lavagnini, fue proyectado el jueves en el Teatro Zorrilla de Badalona y se emitirá este lunes en Esport3 (22.00) y TV3 (23.55). En el acto estuvo presente parte de la plantilla y directivos que dieron a la Penya el mayor éxito de su historia, la mayoría de los actuales y Àlex Pastor, alcalde de Badalona: “Fue un hito y lo vivimos todos los badaloneses. El Joventut es nuestro símbolo y quiero agradecer al presidente que hayan salvado al equipo para volverlo a situar donde se merece”, dijo Pastor reconfortado por la buena marcha del club un año después de que estuviera a punto de perder la categoría e incluso de desaparecer.

Nico Laprovittola, argentino, de Morón, estrella del actual equipo verdinegro, ya había apreciado cuando jugó en el Baskonia que el Joventut era especial. Ahora, 15 meses después de aterrizar en Badalona, ya sabe hasta qué punto llega la complicidad y el compromiso de una afición y de una ciudad volcada con su equipo de baloncesto. El base argentino tendrá que esmerarse tanto o quizás más que en la cancha para expresar ese sentimiento verdinegro cuando comparezca el 3 de mayo en el balcón del ayuntamiento en la Plaça de la Vila como pregonero de las fiestas.

Ferran, Morales, Rafa y Tomàs Jofresa, Lleal y Corrales en la celebración del título en el Teatro Zorrilla.
Ferran, Morales, Rafa y Tomàs Jofresa, Lleal y Corrales en la celebración del título en el Teatro Zorrilla.DAVID GRAU
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Le ayudará, seguro, la reunión de la actual plantilla con la que ganó la Euroliga en Tel Aviv. El día 21 de abril se cumplen 25 años de aquella final en la que el Joventut, entonces 7UP, derrotó al Olympiakos, entonces con k, tras un final dramático (59-57) en el que Paspalj falló un uno más uno desde la línea de tiros libres y Tomic un triple mientras el reloj, manipulado, alargaba mucho más de lo debido los últimos cuatros segundos.

El acto reunió a varios de los directivos e integrantes de aquel inolvidable equipo, algo por lo demás relativamente fácil porque uno de sus secretos fue su camaradería e identificación con la ciudad. No importaba si uno era de Middletown, Connecticut (Corny Thompson), Nueva York (Mike Smith), Bilbao (Juanan Morales), Barcelona (Ferran Martínez, Rafa y Tomàs Jofresa) o Reus (Villacampa). El grupo rezumaba calidad técnica, experiencia, ambición y camaradería.

El documental de TV3 incide en “cómo” aquél equipo conquistó un título tan ansiado y a la vez tan inaccesible para una entidad con recursos limitados frente a clubes como el Real Madrid, el Barcelona y los gigantes de Europa, y que defiende la tutela de la cantera como premisa existencial. La adaptación a los métodos de un entrenador exigente e intransigente como Zeljko Obradovic, la manera en que se tapó su castigo a Mike Smith porque no se sabía los sistemas, la adaptación de Rafael Jofresa, que tenía que cumplir con el servicio militar o detalles como el nacimiento del hijo de Ferran Martínez y que le hizo llegar tarde a uno de los entrenamientos previos a la final four, son solo algunas de las secuencias que pormenoriza un documental tan riguroso como emotivo. Las dificultades de la temporada fueron extremas.

Un periódico, tras una de las muchas derrotas, ante el Cáceres, tituló: “La peor Penya de la historia”. Obradovic, ahora entrenador del Fenerbahçe, lo recuerda: “La peor Penya de la historia, fue la mejor Penya de la historia”. Badalona se volcó con el equipo. Y resulta especialmente emotivo el recuerdo del ahora jugador del Barcelona, Pau Ribas, uno de los niños que aparece entre la multitud –unas 30.000 personas- que festejó el título frente al Pabellón Olímpico. El título, el club y el equipo bien lo merecían.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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