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ENCUENTRO DE LA IZQUIERDA MADRILEÑA

“El modelo del PP está agotado”

Tres meses antes de las elecciones autonómicas, el candidato del PSOE y el líder de Más Madrid dialogan sobre las posibilidades de que la izquierda alcance un acuerdo para desplazar al PP del poder un cuarto de siglo después

Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949) e Íñigo Errejón (Madrid, 1983) buscarán tras las elecciones del 26 de mayo una alianza que ponga punto final a casi un cuarto de siglo de gobiernos regionales del PP. A tres meses de esa cita, los candidatos del PSOE y de Más Madrid dialogan sobre los retos de la izquierda, sus propuestas y sus rivales. En el corazón de su conversación, que se produce a espaldas del despacho de Manuel Azaña en el Ateneo, se incrusta una pregunta nuclear. ¿Por qué la derecha ha ganado siempre en la región en los últimos 25 años, sin que la izquierda gobernara?

—Á. G. Hay espacio para la autocrítica. Tenemos que hacer las cosas mejor y explicarlas mejor. Y tenemos que vincularnos a las necesidades de la población. Para transformar la sociedad es necesario no ser extremista, porque eso produce involución y retroceso. Igual me dicen: ‘Eres un tibio’. Pues soy un tibio convencido: nos equivocaríamos si por extremar el discurso no nos dirigiéramos a todos los ciudadanos. Tenemos que ser pragmáticos. Y pragmático significa, sin renunciar a nuestras ideas, ser capaces de aglutinar fuerzas, de sumar, de incorporar… ¿o es que alguno piensa que sacará mayoría absoluta?

Í. E. ¿Qué reflexión tendrían que hacer las izquierdas? Que no basta con la autosatisfacción de ser de izquierdas. Se trata de tener la capacidad de ofrecerle confianza a muchos ciudadanos. No tenemos la tarea de girar el gobierno de la Comunidad hacia la izquierda. Esa sería más fácil. La tarea es reconstruirla. Lleva más de un cuarto de siglo en una sucesión de improvisaciones y de chapuzas. Un despiece planificado para regalarle lo que era de todos a unos pocos. Y luego, sálvese quien pueda, como en la película: coge el dinero y corre. La pregunta es: si ese es el panorama, ¿por qué no se ha traducido en una mayoría política diferente?

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Á. G. Diré cosas más perversas al respecto.

Í. E. Ahora las dices. En España hubo un modelo de desarrollo en el que el PP llamó a la A-3 el eje de la prosperidad. Es el modelo de la burbuja inmobiliaria. Durante un tiempo, hizo que alguna gente perdonara la corrupción. Decían: ‘Roban, pero generan riqueza’. Eso ha generado una desmoralización permanente en una buena parte de los que han soportado los costes más duros. No es casualidad que sea en los pueblos y en los barrios más golpeados por la crisis y la precariedad donde se vote menos. Y esto tenemos que cambiarlo. Hay que darle moral de victoria a la gente.

Á. G. Yo no digo que haya que transmitir una moral de victoria, porque esta palabra me da un poco de miedo, pero sí una cierta percepción de que lo que nos pasa no es inexorable, si somos capaces con nuestro trabajo de sumar fuerzas. El modelo está agotado. Madrid tiene que ser sostenible y yo tengo la sensación de que estamos en una situación insostenible. Tiene que ser justo y a mí me parece que no es justo, que no hay derecho a que en Madrid, siendo una Comunidad rica, ocurra lo que ocurre. Y hay que hablar de los derechos. Dicho todo esto, me inscribo a tu descripción del modelo de desarrollo, que ha sido satánico, y que nos ha hecho vivir una vida que no tenemos, y aspirar a unas posibilidades que nunca alcanzaremos.

Í. E. Hay que hacer una cierta reivindicación de Madrid, no contra nadie, sino por apetencia de que cuando viajes a otro sitio Madrid no sea un máster falso, o una trituradora de papel, o la Gürtel. Narices, se le puede dar un impulso a Madrid que haga que cuando la gente hable de nosotros no lo haga por el sainete en que se ha convertido la política madrileña en los últimos años.

El candidato del PSOE al gobierno en la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo.
El candidato del PSOE al gobierno en la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo.ÁLVARO GARCÍA

Á. G. Quiero reivindicar que esa transformación de Madrid no se hará por un visionario, ni por ningún grupo, partido, plataforma ni platajunta. Esto se hará como un proyecto de toda la sociedad, y ahí es donde tendremos que sumar, Íñigo. No sé quiénes, ni con quiénes, pero con alguien tendremos que sumar.

Í. E. Ahora voy con esto, pero hay una idea que apuntabas al principio de la que quiero tirar.

Á. G. Creía que ibas a decir: ‘Me gusta’.

El aspirante a candidato de Más Madrid por la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón
El aspirante a candidato de Más Madrid por la Comunidad de Madrid, Íñigo ErrejónÁLVARO GARCÍA

Í. E. Sí hombre, si tiro del hilo es que me parece buena idea.

Á. G. Vamos allá.

Í. E. No se trata de que haya que transformar las cosas porque la situación sea desastrosa. En algunos puntos es desastrosa pero no es el pesimismo el que nos lleva a querer transformar las cosas. Es un optimismo impaciente, es una impaciencia sana que nos lleva a decir: no, no es que todo se caiga, es que las cosas podrían estar mejor a la mínima que soltáramos lastre, que pusiéramos orden y pusiéramos fin al desgobierno en el que está sumida la Comunidad.

Á. G. (El escritor Eduardo) Galeano dice: ‘Guardemos el pesimismo para tiempos mejores’. Me gusta mucho esa frase. Es que no nos podemos permitir ese pesimismo.

Í. E. Hay que salir de la izquierda melancólica, pesimista, catastrofista, que regaña… Esto va de otra cosa, de que imaginemos que con las energías, el talento, las capacidades que hoy hay podríamos hacer de Madrid una región puntera de Europa. Para eso hay que soltar lastre. Estamos en el buen camino. Creo que va a haber quien intente hacernos perder esta oportunidad intentado que nos enredemos a hablar de otras cosas.

Á. G. Pero tenemos que no hablar tanto de nosotros. Políticamente a algunos les interesa hacer bloques, bloquearlos, y una vez que están así, enfrentarlos. Y si hay alguno por medio, que se dé por atropellado, por inútil.

Í. E. Claro, por tibio, por cobarde…

Á. G. Se está polarizando la situación. Algunos creen que crecen en esa polarización. Porque es mucho más difícil de combatir un discurso con determinación transformadora que sea moderado, que tenga la valentía de serlo y que tenga la capacidad de aglutinar y sumar fuerzas. El peligro de esto es que los polos crezcan, se enfrenten, bloqueen y queden arrollados todos los demás. Tú ahora con tu discurso no te pones en ninguna situación extremista.

Í. E. Como siempre.

Á. G. No te pongo nota. Déjame que hable bien de ti solo este rato. Lo que digo es que esos bloques, si tú te pones en medio, te acusarán de que estás cediendo y de que ya no eres tan comprometido como eras. Y ahí tenemos que tener cuidado de lo que significa el vernos arrollados, incluso discursivamente. Y no digamos ya en una campaña por quienes parecen que tienen más entereza porque tienen más radicalidad.

Í. E. No diría yo radicalidad.

A. G. Es verdad. No sé si es extremismo…

Í. E. Enfado, diría que en realidad es como enfado. Creo que hay una posibilidad cierta que es un proyecto para que la fuerza decisiva en la Comunidad y el Ayuntamiento sea Vox, sumando con PP y Ciudadanos. No cometeré el error de llamarles traidores porque hagan las sumas que quieran. Es una suma legítima. Yo no lo haría. Pero nos tienen que decir antes si esa es la suma que quieren. Vox no tiene nada de antisistema. ¿Qué va a tener de antisistema un señor que ha comido de Esperanza Aguirre, un señor que tiene las mismas propuestas fiscales que FAES, que es que en Madrid los 4.000 señores más ricos dejen de pagarnos cada año mil millones?

Á. G. También dicen cositas contra las autonomías, contra la igualdad de género, contra los homosexuales…

Í. E. Salvo contra los de arriba, que con esos no se atreven.

Á. G. Pero igual también hay que decir que nosotros también amamos España y que queremos la unidad de España, pero que no necesitamos hacer de esto un eslogan permanente para asustar a otros pensando que vamos a dividir y partir.

Í. E. La queremos tanto que no le regalamos la vivienda a fondos buitres que pagan impuestos fuera.

Á. G. Pues sí, por supuesto. Y antes cuando he dicho que iba a ser un poco más cruel no me he atrevido o no me ha dado tiempo.

—Í. E. Este es el momento ahora que nos hemos encendido, this is the time.

Á. G. Hablo muy poco de la corrupción, pero de vez en cuando habrá que decir que lo de Madrid ha sido una cosa escandalosa porque tiene que ver con una forma de concebir el poder.

—Í. E. Sí.

—Á. G. Tiene que ver con una forma de concebir la forma de contratar, con una forma de concebir el suelo, con una forma de concebir las relaciones con los ciudadanos. Con una forma de considerarnos a nosotros. ¿Quién se han pensado que somos nosotros? ¿quién se han creído que somos nosotros? Hay que subrayar que la corrupción empieza también por una defensa del individualismo que consiste en sálvese quien pueda.

Í. E. Tenemos que sustituir la ley del más fuerte por la ley del más débil, acabar con la ley de la selva. No puede ser que si te van mal las cosas, te quedes solo. No puede ser que de repente la Comunidad te cierre las consultas de los centros de atención, de los ambulatorios, por las tardes. Y si por las mañanas tienes trabajo…

Á. G. Hemos pataleado contra eso.

Í. E. En el próximo gobierno progresista deberíamos incorporar una unidad de género en todas las Consejerías.

Á. G. Debería haberla ya. En todas las instituciones, no solo en los gobiernos. Tenemos que activar una transformación en esa dirección.

Í. E. Hoy nosotros tenemos uno de los modelos de educación más segregados de todo Europa. Eso significa que las capacidades, que los talentos, de un niño si los puede desarrollar o no depende de en qué barrio o familia nazca.

Á. G. Es un darwinismo social.

Í. E. Las derechas se llenan la boca con la cultura del esfuerzo. Hoy en Madrid eso no está sucediendo. Con todo el esfuerzo, con todo el sacrificio que haga una familia, si un niño nace en un hogar muy golpeado por la crisis, no solo él sino que todos los madrileños nos vamos a perder sus capacidades.

Á. G. Y en el mismo sentido, la desigualdad entre hombre y mujer. Cada vez dependes más de la situación económica del barrio en el que estás, de la situación económica en la que te encuentras, de las posibilidades que tienes de salir adelante.

Í. E. El otro día vi un dato espeluznante. Somos la Comunidad que está a la cola en España por gasto público en educación, por niño, pero al mismo tiempo la Comunidad en la que los padres gastan más en educación.

Á. G. Y en sanidad igual.

Í. E. ¿Qué significa eso? Que los recursos de todos están yendo a unos pocos. Eso algunos dicen es libertad de elección. Aquella elección que solo puedes tomar si has nacido en una familia privilegiada no es libertad de elección. Pero el PP no se ha equivocado. Hace esto deliberadamente.

Á. G. Por eso suelo decir que no es que no tengan modelos. Lo que no tienen es un proyecto. Todos sabemos que ese discurso sobre la libertad, si no hay oportunidad, si no hay recursos, es un discurso neoliberal muy satánico.

Í. E. Este encuentro nos pilla en unas horas muy agitadas. La convocatoria de generales anticipadas es la última novedad. Ahora vamos a salir de nuevo a votar, y saldrá un equilibrio u otro, pero salga el que salga, podemos pasarnos una década repitiendo elecciones hasta que no asumamos que tenemos que alumbrar una idea de país donde quepan todos. Y en eso Madrid tiene que jugar un papel central.

Á. G. Algunos, cuando uno defiende la calma, piensan que uno es un pasmao, pero yo lo que creo es que es importante que argumentemos. La idea que tenemos de España es una España con españoles y españolas.

Í. E. Diversa.

Á. G. Claro, diversa, donde cabemos los que pensamos de alguna u otra manera. Tal vez esto si confronta con un pensamiento conversador: la idea de que nosotros queremos reformarla y transformarla para trabajar juntos en esa diversidad. Pero la aniquilación del adversario, la supresión del que no piense igual, y la eliminación de aquellos que no tienen las mismas ideas que yo, tiene nombre. Y ese nombre no es democracia.

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