Una joven de 17 años, asesinada por su pareja de 19 en Reus
El presunto agresor la decapitó antes de tirarse por un balcón
Se llamaba Kelly y tenía 17 años. Murió asesinada el mediodía del miércoles, presuntamente a manos de su novio, en un piso de Reus. Tras el crimen, el agresor, de 19, saltó por el balcón de un quinto piso. Fuentes policiales han confirmado que el hombre, nacido en la República Dominicana, tenía antecedentes aunque no por violencia machista.
La chica vivía con su madre y el compañero sentimental de esta. La patrulla de los Mossos había acudido al lugar tras recibir aviso de que un hombre yacía malherido en medio de la calle. Los policías dedujeron que el hombre, herido de gravedad pero aún con vida, se había precipitado al vacío desde uno de los balcones del edificio. El joven sufrió graves traumatismosy fue traslado al Hospital Joan XXIII de Tarragona. Murió en el trayecto.
Mientras, los Mossos subieron al piso. La vivienda estaba muy revuelta y en una de las habitaciones se toparon con el cuerpo sin vida de una muchacha. El agresor se había ensañado con ella y le había cortado el cuello. Fuentes policiales confirmaron que el cadáver estaba decapitado.
Los agentes estuvieron recabando pruebas para trazar una hipótesis en un caso que, desde el principio, se investigó como un posible crimen por violencia machista.
Los compañeros de clase de Kelly acudieron ayer al minuto de silencio convocado frente al Ayuntamiento. Kelly estudiaba 4º de ESO en el instituto Salvador Vilaseca. Este año repetía curso. Sus orígenes estaban en Ecuador, pero llegó a Reus de pequeña y desarrolló su vida en esta ciudad de algo más de 100.000 habitantes cercana a Tarragona. Kelly no vivía con su novio, el joven de origen dominicano que se precipitó al vacío, pero se veían a menudo. A veces quedaban en casa de ella.
El miércoles al mediodía estaban solos en el piso que ahora tiene la puerta precintada por los Mossos d’Esquadra. Junto a la cinta policial aún cuelga una guirnalda de Navidad.
Los vecinos del bloque niegan haber escuchado peleas con anterioridad, tan siquiera el día del crimen. La brutalidad con la que actuó el agresor es uno de los indicios de los que tira la policía para tratar de determinar el móvil del crimen. “No nací mujer para morir por serlo”, clamaba una de las pancartas que lucían las compañeras de Kelly en la concentración.
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