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El ‘padre’ del atletismo español recibe en Torrelodones el homenaje que Madrid le debe

El entrenador de entrenadores José Luis Torres, de 93 años, asiste al bautizo con su nombre de una pista de atletismo en la localidad de la sierra

Carlos Arribas
José Luis Torres entrenando en los años cuarenta.
José Luis Torres entrenando en los años cuarenta.Atletismo Español

La gente del atletismo es una cuadrilla de sentimentales, orgullosos de serlo. Se enfadan cuando se les dice que su única verdad son las marcas, la única medida del valor de una persona, lo que desmienten apelando siempre al factor humano como determinante máximo de la calidad de un atleta, su primer mandamiento. Todos ellos, dicen, han mamado esa verdad del primer entrenador del atletismo español de posguerra, José Luis Torres, a quien quieren homenajear de verdad poniendo su nombre al pabellón que alberga la única pista cubierta estable de la Comunidad, la pista de la calle de Gallur, en el barrio de Los Cármenes (Latina).

Jorge González Amo, uno de los mejores atletas españoles de los años 60, siempre dice que ha tenido tres padres: el biológico, el chófer del biológico y Torres, que fue su entrenador.

Miguel Calvo

No fue su único hijo deportivo el gran mediofondista y actual responsable técnico del sector en la federación española. De la misma filiación también se reclaman Luis Felipe Areta, el primer rey del triple salto español, e Ignacio Sola, el mago de la pértiga en México 68. Ambos atletas vascos lo hicieron público una vez más el sábado pasado, en un primer homenaje que el atletismo español rindió a Torres, que ya ha cumplido 93 años, con motivo de la inauguración de una pista roja sintética de 200 m bautizada con su nombre en un solar coqueto en el paseo de la Dehesa de Torrelodones. Areta y Sola se proclamaron de nuevo hijos del primer gran entrenador del atletismo español, a quien ensalzaron como entrenador de entrenadores también, lo que le asegura el título honorífico de Maestro.

En el homenaje, organizado por la Asociación Española de Estadísticos de Atletismo, no pudo estar, aunque lo deseaba, Raúl Chapado, el presidente de la federación español, quien con una intervención grabada en vídeo le otorgó el título honorífico de Grande del Atletismo a Torres, que vive en una residencia de Torrelodones.

González Amo tampoco pudo estar porque había una reunión en Benidorm del comité técnico de la federación, y bien que le dolió no poder vocear una vez más, y no en el desierto, su reivindicación de que se bautice con su nombre la pista de Gallur. “Si hay que lo merece es él”, dice González Amo, que recuerda como pocos el paso por la vida atlética de Torres, quien como atleta fue el primer español que participó en unos Campeonatos de Europa (Bruselas, 1950) y varias veces plusmarquista y campeón nacional de lanzamiento de peso y disco en las décadas de los 40 y 50 del pasado siglo. En una época en la que “nadie enseñaba porque nadie sabía”, como relataba el propio atleta en un documental de TVE, Torres se entrenaba a sí mismo aprendiendo del análisis de las fotografías de otros lanzadores europeos que caían en sus manos.

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Era un estudioso que no paró de estudiar ni cuando, en 1958, año de la inauguración de la Residencia Blume (entonces apellidada General Moscardó, pues el exaltado como héroe del Alcázar en la Guerra Civil el primer delegado nacional del deporte del franquismo) se convirtió en el responsable del desarrollo atlético de los primeros 12 atletas que allí residieron. “Torres”, relataba González Amo en la revista Atletismo Español, “por encima de todo, siempre ha sido un gran educador, que empezó a detectar talentos ya como profesor de gimnasia en el colegio Calasancio. Después, cuando llegó la revolución científico-técnica al atletismo, a finales de los 60, como la pértiga de fibra de vidrio que ya usó Sola o el estilo Fosbury en salto de altura, y las pistas sintéticas, de tartán, o cuando empezaron a llegar a España los nuevos métodos de entrenamiento de Cerutty o Lydiard, Torres, un avanzado siempre, supo adaptarse perfectamente. Él se formaba y progresaba al tiempo que formaba y hacía progresar al atleta. Hace unos años nos juntamos para homenajearle atletas entrenados por él, y no fuimos menos de 120, y allí, en el Club de Campo, donde cenamos, habría unos 60 récords de España en casi todas las disciplinas”.

Al principio, Torres entrenaba a todos, a lanzadores, saltadores y mediofondistas. Después, cuando ya hubo más técnicos por especialidades, concentraba a todos en tres sesiones semanales de acondicionamiento físico. “Cuando les pido a los responsables municipales de Madrid que le den su nombre a la pista de Gallur, me responden que por qué él sí y no otro”, dice, con cierta amargura, González Amo, quien, adiestrado por Torres, fue olímpico en México 68. “Y yo les respondo que porque no ha habido otro como él”.

Fue 12 veces campeón de España

El palmarés de José Luis Torres (Madrid, 11 de noviembre de 1925) como atleta no es menor a su talla como entrenador. Entre 1944 y 1952 obtuvo 12 campeonatos de España (seis en lanzamiento de disco y seis en peso), acompañados de tres plusmarcas nacionales en peso (14,01m, su mejor marca, la logró en 1948) y cinco en disco (45,60m, en 1950).
Fue también 18 veces Campeón de España universitario (ocho veces en peso y 10 en disco), en los tiempos en que esta competición tenía más prestigio incluso que el nacional absoluto.
En 1950, Torres fue el primer español que participó en unos campeonatos de Europa. También fue el único atleta español presente en Bruselas para el evento.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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