En el harén del mejor Rossini
El Liceo despide el año con un entrenido montaje de 'L´italiana in Algeri' con un buen elenco y magnífica dirección musical de Riccardo Frizza
Siendo una de las óperas bufas más perfectas de la historia, L´italiana in Algeri, de Gioachino Rossini, llevaba casi cuatro décadas sin representarse en el Liceo. El último montaje, en diciembre de 1982, tuvo al gran Paolo Montarsolo como Mustafá de referencia, junto a Raquel Pierotti y Dalmau González. Treinta y seis años después, el Liceo conmemora el 150º aniversario de la muerte del compositor italiano recuperando esta burbujeante joya en un entretenido montaje del Teatro Reggio de Turín con magnífica dirección musical del italiano Riccardo Frizza. Del notable elenco destaca, en su debut liceista, la arrolladora Isabella de la mezzosoprano francoarmenia Varduhi Abrahamyan.
Frizza acierta en la elección de los tempi y el equilibrio concertante. Bajo su control, la orquesta suena con transparencia y el adecuado vuelo rítmico rossiniano, sin atropellos ni desajustes, y el coro brinda una convincente prestación. A destacar en la labor de Frizza el cuidado en el acompañamiento de las voces y la finura en el relieve de los detalles de la prodigiosa escritura rossiniana.
La sencilla y colorista puesta en escena de Vittorio Borrelli, con escenografía de Claudia Boasso y vestuario de Santuzza Calì, ofrece un espectáculo entretenido, pero el regista italiano, que debuta en el Liceo, no siempre juega bien sus cartas en un exótico y disparatado harén, entre piratas, eunucos, esclavos, esposas humilladas y una indómita italiana, Isabella, dispuesta a usar sus poderosas armas de mujer para desesperación del machista y racista Mustafá y alivio de su amado Lindoro, cautivo en el palacio del Bey de Argelia.
L´italiana in Algeri
L´italiana in Algeri, de G. Rossini. Varduhi Abrahamyan, Luca Pisaroni, Maxim Mironov, Giorgio Caoduro, Sara Blanch, Toni Marsol y Lidia Vinyes-Curtis. Director de escena: Vittorio Borrelli. Director musical: Riccardo Frizza. Producción del Teatro Reggio di Torino. Liceo. Barcelona, 13 de diciembre.
Borrelli repite gags y cansa a los cantantes con un excesivo y ruidoso movimiento. Cada dos por tres, hace bailar a los personajes, recurso que, bien administrado, nunca falla, pues lo permite el nervio rítmico de la partitura. Pero el infalible sentido rítmico de Rossini ya se disfruta en el foso. El abuso en el movimiento de personajes y coreografías perjudica la proyección de las voces y desdibuja el carácter de los personajes, que en el Rossini cómico tambien deben parecer serios en algunos momentos.
Varduhi Abrahamyan recrea el complejo y exigente papel de Isabella con un voz de hermosos y jugoso colores -con más impacto en los cálidos graves que en los agudos- que maneja con aplomo y técnica segura. Tiene vis cómica y lleva las riendas de la función cada vez que pisa la escena. Este montaje ofrece otros tres debuts liceistas. Los notables recursos vocales del bajo-barítono italiano de origen venezolano Luca Pisaroni brillan en una histriónica caracterización de Mustafá, aunque no resuelve con comodidad las agilidades del papel. El tenor ruso Maxim Mironov muestra un cuidado fraseo pero con débiles agudos que restan brillo a su interpretación de Lindoro. Por su parte, el barítono italiano Giorgio Caoduro se mete al público en el bolsillo con una voz atractiva y envidiable soltura escénica como Taddeo. Tres voces catalanas completan el reparto: Sara Blanch luce sus agudos luminosos como Elvira y cumplen en los papeles de Haly y Zulma el barítono Toni Marsol y la mezzosoprano Lidia Vinyes-Curtis.
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