“Eliminaron a Jesús y pusieron a Miguel Rosendo como intermediario de Dios”, dice una exmiembro de la secta
La testigo de la acusación dijo que escapó de la “casa madre” porque aquello “era un infierno”
María Aurora T.U., testigo de la acusación contra el líder de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, Miguel Rosendo,ha asegurado este martes en la séptima jornada del juicio que en la llamada “casa madre” de la extinta congregación estaba considerado como un intermediario de Dios. “Se eliminó a Jesucristo y pusieron a Miguel Rosendo como intermediario de Dios”, afirmó ante el tribunal de la Audiencia de Pontevedra.
Según su relato, ella entró en contacto con la Orden en 2013 en el centro de Vilariño (Nigrán) y luego se fue a vivir a una casa que tenía la organización en Madrid donde vivían “dirigidos” por el fundador Miguel Rosendo que afronta una condena de 66 años de cárcel por supuesta asociación ilícita y abusos sexuales. “Uno ya sabía lo que allí se podía decir, y lo que no", declaró la testigo que dijo que una de las normas estrictas de la asociación era “eliminar el contacto total de los miembros con sus familias".
La testigo ha relatado varios episodios en los que fue víctima de presuntos malos tratos por parte de alguna de las procesadas en la causa, entre ellas la consagrada Iria Quiñones. Autora dijo que la metieron en una habitación donde la ataron por las manos y por los pies y pusieron a Miguel Rosendo al teléfono para que le sacase al demonio. “Montaban un teatro para entretener a Miguel y lo grababan en vídeo para enviárselo cuando él estaba en Galicia”, según informa Europa Press.
"¡A quién voy a obedecer si el cardenal Rouco lo sabe todo y no me ha dicho nada!", ha proclamado una carmelita que nunca desconfió de Rosendo
Por estos motivos, la testigo de cargo dijo que llegó a escapar en varias ocasiones del centro que dirigía Rosendo pero regresó por sentía miedo al verse sola en la calle. Finalmente, decidió abandonar la Orden “por la tremenda angustia que sentía por estar en un sitio que era un infierno".
Otra testigo de la acusación, Mercedes A.N., denunció ante el tribunal que ha recibido amenazas por parte de la hermana de Miguel Rosendo para impedir supuestamente que declarase en el juicio. Contó que conoció a Rosendo cuando era curandero y estaba al frente de una herboristería y luego estuvo varios años vinculada a la Orden. “Él se manifestaba como un ser enviado por Dios, un ser de luz”, explicó Mercedes.
En otro momento de su declaración, la testigo admitió que hace 32 años el acusado le realizó tocamientos de tipo sexual para quitarle, según le dijo Rosendo, "algo malo", pese a que estaba casada. Relató que el episodio ocurrió cuando estaba sentada en un sofá y creyó que había sido algo puntual. “No se lo he contado a nadie en estos años porque emocionalmente era muy débil, pero ahora no lo soy", ha declarado.
Este martes también se ha escuchado el testimonio de la que era priora del convento de las Carmelitas Descalzas del Escorial, Patrocinio O.M. o madre Piedad, vinculada a la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel. Esta monja ha aseverado que Rosendo es víctima de "una emboscada por la espalda muy bien preparada".
La carmelita ha descrito al líder de los Miguelianos como "sencillo, humilde y un hombre de Dios" y ha expresado que no albergó dudas sobre él, ni siquiera después de que el sacerdote Fernando R.B. le advirtiera al respecto. "¡A quién voy a obedecer si el cardenal Rouco lo sabe todo y no me ha dicho nada!", ha proclamado.
Patrocinio ha reconocido que fue testigo de donaciones a la Orden a través de sus hermanos Ignacio y Javier O.M., de diversas cantidades que ha estimado en más de 100.000 euros. A preguntas del abogado de la defensa de Rosendo la monja también ha asegurado que sus hermanos le entregaron "una mochila" con dinero a Esteban R.M. (acusado y víctima en esta causa) en el centro de Madrid.
Sin embargo, otra de las monjas carmelitas, Teresa L., ha declarado que la priora introdujo a los Miguelianos en la zona reservada del convento del Escorial lo que derivó "desórdenes" en la comunidad. Rosendo les dijo que tenía que entrar al convento "para liberarlas del demonio" a ella y a otra monja y esto, dijo, “fue un escándalo que solo lo sabían la priora y las monjas encargadas de abrir la puerta".
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