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Basta de guasap

Reenvía esto a diez personas a las doce de la noche o...

En el Grupo Jubilata hay verdaderos manitas capaces de hacer diabluras con el móvil. Otros, muy a su pesar, no. De estos últimos me refiero a los que no han llegado nada más que a levantar la tapita del móvil, pulsar la teclita del telefonito en verde y decir repetidamente diga, diga, diga, a la vez que la aprietan con toda su fuerza con si le fuese la vida en ello, como tratando de conseguir una rapidez vertiginosa, aunque la verdad es que esta exageración la cometemos casi todos los mortales. Y de los listos o jovencitos, para qué os cuento. Yo estoy en medio de ambos extremos.

Lo que no tiene precio y no sé cómo calificar es lo de los guasap. Acojonante. Por cierto, es un término del que reivindico su empleo a todo trapo a ver si es posible que dentro de un año o dos nuestra dilecta e ínclita Real Academia lo incluye en el diccionario, porque eso de los mensajitos ya tiene su “guasa”.El uso ha conducido al abuso. Y ahora qué hago.

No sé cómo estoy ni quién me ha metido en diez o doce grupos, compuesto al menos cada uno por no sé cuántas personas que no tienen otra cosa que hacer que enviar mensajitos, algunos a partir de las 12 de la noche; y todos, al reenviarlos cada uno a su grupo, producen una odiosa reiteración y una hartura rayana en la demencia y la desesperación.

Que si un Padre nuestro, que si has de reenviarlo por lo menos a diez contactos porque te quedas sin indulgencias plenarias, que si hay una criaturita enferma y le hace falta dinero, que si se ha perdido un perrito, que si los taurinos y antitaurinos, que si el político tal o el cual ha dicho esto o lo otro, que si la corrupción política, que si la independencia catalana con la falseada historia de hace cientos de años, que si el españolismo, que si la patria, que si las banderas, que si los himnos, que si la nación, que si el pueblo, que si el alcalde, que si la izquierda o la derecha, por no referirme a los cachondos y sus chistes con inserción de fotos de tías en pelotas que a mí me da que están retocadas vía photoshop porque me parecen seres inexistentes -yo al menos no las veo por la calle ni mucho menos en la playa-; o la del tan repetido negro con su falo remendado, o sea, al final, un calvario, de forma que ya, olvidando el respeto a los amigos o conocidos, empiezo a borrar y a borrar hasta que me salen agujetas en el dedo índice. Lo de usar los pulgares de ambas manos eso ya es para nota, propio de magos y prestidigitadores.

Por cierto, a un vecino de mi pueblo, bastante mayor que presume de enteradillo, le pregunté este verano si tenía wifi en casa. Me dijo que solo tenía Cruz Campo y Alhambra Especial. Mi silencio fue elocuente pero algo de envidia sí que me dio.

Por caridad, no más guasap.

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