Gràcia, entre los dioses de Roma, Grecia y muchas cosas más
Ríos de personas toman las calles del barrio barcelonés la noche antes del inicio de las fiestas
¿Dónde está la música? ¿A qué hora empieza el jaleo? Eran las dos de la madrugada del miércoles y buena parte de las calles de Gràcia estaban atestadas de gente. Muchos en plena recta final de la colocación de los decorados: “claro, como en la tele y en la radio dicen que la fiesta empieza el 14 de agosto porque se hace el pregón, pues ya viene todo el mundo. Y nos pillan a todos trabajando a contra reloj”, explicaban vecinos de la comisión de fiestas de la calle de Ciudad Real. Luego estaban los que buscaban ya la juerga: ¿Pero no empezaba hoy? inquiría un joven al ver las barras de los bares ya dispuestas. El gentío, de paso, aprovechaba para tener una idea de cómo serían los decorados de este año que cumple un aniversario curioso, dos siglos y un año.
‘A por ellos’, clama ‘Piolín’
Un tremendo Piolín que ordena “A por ellos” saluda a todo el que entre en la calle de Sant Pere Màrtir. No forma parte de los tramos engalanados que entran en concurso pero, como espacio de la fiesta alternativa del barrio —junto con la plaza del Raspall, la del Nord y la de John Lennon— tiene su propio decorado que gira en torno al referéndum del 1 de Octubre y a la situación de prisión de los ex consejeros del gobierno catalán. El color amarillo es el que domina en las guirnaldas llenas de caretas de piolines tocados con tricornios, caricaturas del juez Llarena cuelgan de las paredes y pancartas que rezan “Urna, grande y libre”.
La edición de 2017 fue la del segundo centenario y por eso se programaron exposiciones, se editaron libros y se hicieron múltiples actividades. Sin embargo, el broche final —la propia fiesta— se vio abruptamente truncado por los atentados terroristas de La Rambla y Cambrils del 17 de agosto. La juerga sempiterna de las calles dio paso al silencio, a los lazos negros en los escenarios y a una inmensa tristeza que solo se intentó superar tras las tres jornadas de luto cuando, en el que fue el último día, se entregaron los premios y la música sonó de nuevo. Como ayer sonaba ya, a mediodía, en bastantes calles a ritmo de rumba—en la plaza del Poble Romaní—de salsa o de ranchera mexicana. Ríos de gente paseaban —se formaron los primeros tapones resueltos por los agentes que regulan los recorridos— por las calles para echar un vistazo a los 21 tramos que se han engalanado.
Con motivos para todos los gustos y con un acento especial en las divinidades. La romana, con el Dios Baco, en la calle de Verdi, con un decorado que acerca a la Roma antigua aunque con los cascos de los soldados reconvertidos en pantallas de luz para alumbrar al ¡Ave Verdi! que saluda al que se adentra en ella. No muy lejos de allí, en la travesía de Sant Antoni—que se alzó con el primer premio el año pasado —son las deidades griegas las que han dado forma al Olimp 54. Una suerte de olimpo de los dioses con ganas de juerga con la zona del bar al lado de las Cariàtides o la recreación de la sala de baile Apolo. El jurado, que entregará los premios mañana, tendrá mucho que ver. Por ejemplo, los libros de la histórica librería Lello de la ciudad portuguesa de Porto —donde se rodaron algunas escenas de Harry Potter— que dominan en la calle de Joan Blanques (de Baix de tot) que da la bienvenida con una adaptación de la espectacular escalera del establecimiento. O los juegos recreativos de Super Mario Bros o Pac-man mandan en la calle de Mozart —se puede jugar—, o la evolución de los videojuegos dan forma a la calle de Perill.
Un ‘guiriexperienz' oferta un ‘Gaudi trauma’, un ‘Diarrea tour’ o un ‘Tapas cara’
El mundo de los sueños flota en la calle de Jesús mientras que dos grandes torres hechas con cartones de huevos emulan las de la Sagrada Familia, portal de entrada de la calle La Perla. Barcelona parque de atracciones da nombre a la sátira sobre el turismo y los lugares más emblemáticos —a ojos de los visitantes — de la ciudad. Destaca la oferta del que llaman “Guiriexperienz” con varias propuestas, desde el “Gaudi trauma” por 29 euros, “Diarrea tour” por 40, un “Tapas cara” de 100 euros y el “Cerveza amigo”, por — tenía que ser así— solo uno.
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