La alegría de Cata y la crisis de Belmonte
Catalina Corró, operada de un tumor hace un año, logra el oro en los 400 estilos, la misma prueba en que decepciona la campeona olimpica
La de Catalina Corró fue la sonrisa más arrebatadora de la primera jornada los Juegos Mediterráneos de Tarragona. La nadadora balear, que hace apenas un año era operada de un tumor cerebral, se colgó el oro en la final de los 400 metros estilos, una prueba donde Mireia Belmonte salía como favorita pero donde pinchó: séptima. Belmonte, cuatro medallas en los Juegos Olímpicos y seis en los Mundiales, no pasa por un buen momento. A poco más de un mes de los Europeos de Glasgow los resultados no llegan. “Estamos preocupados”, concedió Fred Vergnoux, su entrenador. El técnico aseguró que la nadadora de Badalona llegaba a Tarragona “con mucha ambición”, pero se ha llevado “otro palo”. Vergnoux reveló que están trabajando en diferentes soluciones, a nivel físico y mental, para salir del túnel. “En el 400 estilos, ha salido bien, pero después se ha encontrado sin fuerzas”, explicó. “Hace casi un mes que está con este problema. Entrena de puta madre y, cuando viene el momento de subir la intensidad en competición, no va bien y tiene muchos mareos”.
“Si alguien se lo merecía, era Cata”, gritaba una joven deportista de la selección española mientras saltaba de la grada para dar un abrazo a Corró. La flamante campeona de los 400 estilos dominó con puño de hierro. Le sacó más de un segundo a la serbia Anja Crebar y batió el récord de los campeonatos: 4:39.42. Si los Mediterráneos se hubieran celebrado en 2017, tal y como estaba previsto antes de aplazarse por falta de dinero, Corró no hubiera podido competir. Entonces se recuperaba de la operación en que los médicos le extirparon un tumor que le comprimía el cerebro. Le dijeron que tardaría un año en volver a hacer deporte. En cuatro meses ya se estaba enfundando el bañador.
Ayer, bajo el tórrido sol de Tarragona, se colgó un oro deslumbrante. Mientras Corró sonreía, aun dentro del agua, Belmonte, sentada al borde de la piscina, la felicitó. Luego, se levantó y con un andar fatigoso se refugió en la piscina interior, destinada al calentamiento. Belmonte se dobló sobre sus rodillas y trató de recuperar el aliento. Se cambió de gorro y volvió a nadar para enjuagar el ácido láctico que embriagaba sus músculos pero, tras recorrer 20 metros, paró y se agarró en el borde. Belmonte había empezado la jornada con una medalla de plata, en los 800 libres, donde se impuso la italiana Simona Quadarella, pero su actitud delataba que tenía pocas ganas de celebraciones.
En los 200 braza, Jessica Vall revalidó el título en los Mediterráneos, tras superar en una cerrada pugna a la también barcelonesa Marina García. La jornada arrancó con el triatlón en el que España ganó medallas de plata gracias a Anna Godoy y Antonio Serrat. También lograron plata Lidón Muñoz (100 libre), Duane da Rocha (50 espalda), Joan Ballester (200 braza) y Hugo González (200 estilos).
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