Retablos contemporáneos en el Macba

Los retablos góticos son composiciones formadas por diferentes pinturas que narran, como si fuera una viñeta o un cómic, la historia de un santo o de una virgen. Melanie Smith (1965), la artista inglesa afincada en México desde hace décadas, compone retablos contemporáneos con la mayoría de sus obras. Algunas, incluso tienen estructuras de madera que dan forma y sustentan las composiciones. Es el caso de Farsa y artificio, la obra creada en 2006 formada por media docena de pinturas con motivos geométricos y paisajes colocadas una frente a la otra de forma superpuesta sobre un pedestal de luces de camerino en el que destacan dos enormes palmeras de plástico y un monitor en el que se ven dos personas bailando salsa. Una obra que habla de modernidad y reclasificación, pero también de parodia, burla y artificialidad. La instalación da título a la exposición que ha abierto sus puertas en el Macba hasta el 7 de octubre en la que constituye la mayor exposición en Europa mostrando 120 piezas de distintos momentos que evidencias puntos recurrentes y continuidades en toda su producción. "Mi obra es un palimsepto gigante", ilustra la artista con un perfecto castellano en el que pocas veces deja escapar acento México, el país donde la muestra podrá verse en 2019 y que escogió a la artista para que lo representara en la Bienal de Venecia de 2011.

“Cuando llegué a México en 1989 vi que mi formación como minimalista no servía y creí que debía corromper, dañar, interrumpir la superficie, romperla su estructura en el contexto mexicano”, explicó. Smith -que comisaría la exposición, junto a Tanya Barson, conservadora jefa del Macba-, no se considera una pintora, pero la mayoría de sus obras tienen algún elemento pintado y parten de obras clásicas como las pinturas murales románicas, las enigmáticas obras del Bosco o las abigarradas pinturas de Brueghel. A partir de estos autores y sus obras, Smith aborda temas como el de la industrialización, la economía y la estética de la abstracción, la urbanización, el colonialismo, el fracaso de la modernidad o la naturaleza como en Xilitla (2010), la gran instalación que ocupa la Capella del Macba que en forma de imágenes analiza el tema de la ecología filmando el jardín tropical de Edward James. El coleccionista y mecenas del dadaísmo y surrealismo lo construyó en la región mexicana de La Huasteca, a 400 kilómetros al norte de la capital en el que, después de que el frio acabara con sus orquídeas, decidió levantar unas estructuras de hormigón. "Las imágenes hablan del deseo de los vestigios de los modernos, intentando subvertir la mirada posesiva de la modernidad".

Queda claro que a Smith le gusta provocar. Por eso, en otra de sus instalaciones Irreversible/Ilegibilidad/Inestabilidad (2012) cambia los tres conceptos básicos de la restauración de obras de arte que busca justo lo contrario. Después de trabajar en los almacenes del museo de Amparo de Puebla, una ciudad conocida por su cerámica y crear 700 piezas de barro cocido, que luego rompió y volvió a unir de forma de forma poco científica y absurda. La apariencia de la instalación es la de un taller abandonado, en el que aparentemente han trabajado unos restauradores poco diestros, haciendo referencia a una reclasificación en vez de la metodología y la razón científica.

Color rosa

Además de otras obras de Smith, el Macba, que ha pintado por segunda vez sus inmaculadas paredes blancas de color —lo hizo en 2014, después de 26 años de historia de color ocre, para mostrar la obra Deuteranomalía, de Oriol Vilanova y ahora ha pintado una de las salas del segundo piso de rosa chicle—, muestra por primera vez Maria Elena, una película de 2018 en la que muestra un pequeño pueblo construido en el desierto de Atacama, al norte de Chile, donde se extrae mineral de la tierra, tal y como se ve en una impactante escena en la que se dinamita la tierra para extraer el salitre de forma violenta. La película aborda el impacto del colonialismo (el poblado sigue la forma de la bandera británica) y la especulación económica.