Una fuente de estímulos
Vuelve a la cartelera el musical 'El despertar de la primavera', adaptación en clave pop-rock de la tragedia del dramaturgo alemán Frank Wedekind
Vuelve a la cartelera barcelonesa el musical El despertar de la primavera (Spring Awakening), adaptación en clave pop-rock de la tragedia del dramaturgo alemán Frank Wedekind, con libreto y letras de Steven Sater y música de Duncan Sheik, que en 2007 conquistó ocho premios Tony. En una estupenda versión catalana de David Pintó, el montaje con puesta en escena de Marc Vilavella y dirección musical de Gustavo Llull, que dio la campanada en el Teatre Gaudí en 2006, recala hasta el 29 de abril en el Teatre Victòria. En el espectáculo, ligeramente renovado, sigue cautivando la vibrante energía de las coreografías de Adriana Peya.
EL DESPERTAR DE LA PRIMAVERA
De Steven Sater y Duncan Sheik. Versión catalana de David Pintó. Marc Flynn, Eloi Gómez, Elisabet Molet, Laura Daza.
Dirección: Marc Vilavella. Teatre Victòria. Barcelona, 10 de abril.
Con entusiasmo desbordante, 15 actores y cantantes y siete músicos defienden un sencillo y minimalista montaje que aprovecha solo en parte la mayor amplitud que ofrece el escenario del Victòria. El renovado montaje, con cambios mínimos, enmarca ahora mejor las escenas del bosque —refugio de las emociones más íntimas de los adolescentes que sustentan el drama de Wedeking—, con tres grandes árboles. Por lo demás, prevalece un glorioso espíritu de equipo, que es la clave del éxito de la propuesta.
Sater y Sheik cuentan a través de 19 números el despertar sexual y las ansias de libertad que, entre pulsiones, sueños eróticos, miedos, represiones y abusos de poder, marcan la angustia vital de seis chicas y siete chicos en la estricta y autoritaria sociedad alemana de principios del siglo XX. Como tragedia de adolescentes, buscar paralelismos en la actual sociedad digital rebaja a mínimos el espíritu transgresor de la pieza de Wedeking.
Pero el musical, estrenado en 2006 en el Off Broadway, es una fuente de estímulos para una joven compañía y ese espíritu triunfa en este montaje creado por Origen Produccions. Hay pocos, pero bien aprovechados recursos: la escenografía y vestuario de Jordi Bulbena y Marc Udina juega con pericia con unos cajones negros que sirven de pupitres, mesas e incluso lápidas en el cementerio tras los episodios más tremebundos de la pieza.
En el amplio elenco destacan Elisabet Molet, Laura Daza, Marc Flynn, Eloi Gómez y Dídac Flores, que asumen con talento los papeles adolescentes estelares. Roser Batalla e Isaac Alcayde interpretan con solvencia los personajes adultos.
El trabajo musical es notable y muy bien equilibrado bajo la dirección desde el teclado de Gustavo Llull, pero la variedad no es precisamente el punto fuerte de los temas de Sheik; salvo en las vibrantes escenas corales, las pegadizas canciones se parecen demasiado. Tampoco ayuda la uniformidad y similitud de las voces —se agradece el canto más incisivo de Eloi Gómez—, demasiado pegadas al registro plano y el estilo azucarado que reina en las galas de Operación Triunfo.
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