_
_
_
_
_

Solfeo en los pasillos del Metro

Una cincuentena de artistas se presentan a las pruebas organizadas por TMB para poder actuar en el suburbano barcelonés

Alfonso L. Congostrina
La cantante Mia Fuentes durante su interpretación frente al jurado
La cantante Mia Fuentes durante su interpretación frente al juradoCarles Ribas (EL PAÍS)

Los pasillos de la estación de Universitat del Metro de Barcelona son un ir y venir de viajeros concentrados en un transbordo cotidiano. En mitad del hall, la rutina se ha roto. Por el pasillo siguen circulando maletas con ruedas, tacones, turistas y prisas. Alguien ha ocupado la parte central de sillas, la mayoría huérfanas de ocupantes. Delante de ese improvisado auditorio una mesa ocupada por dos profesores de música: Bartolomé García-Plata y Cesc Pascual tienen asignada la complicada misión de seleccionar a aquellos músicos que alegrarán las mañanas, las tardes y las noches del suburbano de la capital catalana.

La cantante de Ulldecona Mia Fuentes es la primera en actuar. Presenta un extenso repertorio. Comienza con una canción de la británica Adele, sigue con Llença't, de Lax'n Busto, y acaba con una pieza compuesta por ella, Querida Amiga. “Me ha ido bien, estoy feliz”, comenta. Fuentes ya ha publicado un disco, tiene otro en camino y su pasión es el teatro musical. Como en la vida no se consigue todo a la primera, sobrevive impartiendo clases de inglés. “Me voy, me espera un alumno”, se despide.

‘Casting’ para seleccionar a los músicos del Metro

Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) junto con la Associació de Músics de Carrer (Amuc-BCN) y la colaboración de un jurado compuesto por dos profesores de la Escola de Músics Juan Pedro Carrero (JPC) llevaron ayer a cabo un casting —aunque todos los organizadores prefieren llamarlo "prueba de selección"— a medio centenar de músicos que aspiraban a tocar en alguno de los 38 puntos que hay habilitados en los pasillos de las líneas del Metro de Barcelona. El hall de la estación de Universitat fue el escenario escogido por la organización que, durante mañana y tarde, valoraron a los 50 aspirantes mientras miles de viajeros no acababan de entender las audiciones profesionales que se estaban celebrando en pleno pasillo de la Línea 2.

García-Plata y Pascual escuchan amables. “A los 50 candidatos de esta edición les pedimos un mínimo de repertorio y valoramos conceptos como la musicalidad, variedad, eficiencia musical, afinación, puesta en escena…”, remarca García-Plata.

Hace 17 años que se hacen estas selecciones. “Una vez me negué a valorar a un candidato porque no podía calificar a alguien que me había superado con creces. Lamentablemente, también he visto lo contrario. Una mujer nos dijo que su hijo estaba enfermo y nos trajo un vídeo donde se le veía haciendo playback”, recuerda.

Es el turno de Ana Ildis, una brasileña que lleva una década componiendo. Su repertorio está repleto de canciones pop y salsa en portugués. No puede faltar el Ai Se Eu Te Pego. “Hace una semana que murió mi madre pero la vida continúa y estoy aquí, contenta”, comenta.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El presidente de la Associació de Músics de Carrer (Amuc-BCN), Rubén H. —justifica la inicial de su apellido remarcando que todo el mundo le conoce por “H”— asegura que hay 600 miembros en su organización. “Activos solo un centenar. Hoy se presentan otros cincuenta artistas pero tiene que quedar claro que esto no es un casting es una prueba. Hay sitio para todos en el Metro siempre que alcancen los mínimos que marcan los profesores”, informa. H afirma que su asociación “asamblearia” trata de igual a igual a TMB. “Tenemos 38 puntos donde cada dos horas van rotando nuestros músicos. Nuestro siguiente paso es intentar conseguir poder tocar, con permisos, dentro de los vagones como se lleva décadas haciendo”, mantiene. El presidente afirma que gracias a esta colaboración la conflictividad se ha reducido “drásticamente”. “Hay una o dos quejas al año y normalmente porque algún pasajero ha creído que el volumen de algún artista era inapropiado. Antes, había muchísimos más problemas relacionados con los servicios de seguridad”. H sabe que nadie puede ganarse exclusivamente la vida tocando en la calle: “Como mucho, en un mes, alcanzan la mitad del salario mínimo”.

Joana Jové tiene 19 años y es de Vilanova de Segrià (Lleida). El año pasado abandonó su pueblo y llegó a la ciudad a estudiar psicología. “Me encantaría tocar en el metro. Un lugar donde el músico y el espectador están al mismo nivel”. La vida en el intercambiador de Universitat continúa cuando Jové desliza sus dedos por la guitarra.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_