Reus, capital de la avellana y del arte electrónico
La colección de obras digitales del industrial Andreu Rodríguez, una de las mejores de Europa, se expone por primera vez
El arte hace tiempo que dejó de ser algo estático de dos o tres dimensiones. Desde la irrupción de la electrónica y la revolución digital también el arte está en obras que se mueven o cambian constantemente de forma y color a partir de bits, luces y sonidos y no de pigmentos ni materiales como el barro, el bronce o el mármol. Anthony McCall conocido por sus trabajos de “luz sólida” pasa por ser uno de los más destacados representantes del arte digital, a partir de la proyección de haces de luz (normalmente dos) que cuando se cruzan acaban generando espacios arquitectónicos tan efímeros como envolventes y evocadores; unas piezas, a caballo entre el dibujo, el cine o la escultura, que sin la presencia y la interrelación con el espectador no acaban de estar completas. Es lo que le ocurre a Face to Face II de 2013, una de las últimas adquisiciones de la Colección BEEP de Arte Electrónico que tiene como característica principal el uso de pantallas, más allá de las paredes o los suelos, como hasta ese momento había hecho McCall.
Esta colección privada, que pasa por ser la más importante de España y una de las más destacada de toda Europa en arte electrónico, es fruto del interés de Andreu Rodríguez, del Grupo Ticnova —el mayor especializado en tiendas de proximidad en informática y electrónica de consumo, con más de 400 tiendas en toda España—, que se ha empeñado en potenciar la creación artística vinculada a la tecnología. Por ahora, ha reunido cerca de medio centenar de obras, resumen de todas las tendencias de los medios tecnológicos creadas por artistas como Marcel.lí Antúnez, Marcela Armas, José Manuel Berenguer, Christophe Bruno, Daniel Canogar, entre otros, además del ya citado McCall, entre otros muchos.
Después 14 años sin verse completa, más allá de los préstamos puntuales a exposiciones temporales de todo el mundo, Rodríguez ha decidido mostrar su colección encargando a los expertos en arte digital Roberta Bosco y Stefano Caldana para que comisarien la muestra en el Museo Salvador Vilaseca de Reus, la ciudad donde reside el industrial, por lo que la capital del Baix Camp, además de ser la ciudad de las avellanas, la coca de cerezas y el vermut, es, hasta finales de mes, también la capital del arte electrónico.
Conscientes de la dificultad que puede representar para el gran público un acercamiento a este tipo de obras, Bosco y Caldana han establecido en la exposición Aproximaciones creativas a la Colección BEEP de Arte Electrónico, tres tipos de visita: a partir de aproximaciones interactivas, en las que el espectador se convierte en un elemento imprescindible en el proceso creativo; reactivas, unas obras cuyo resultado final depende del estímulo externo y contemplativas, con obras más estáticas, como litografías, lienzos o esculturas electrónicas y digitales. “Reflejan una escena artística muy actual y no hay ningún otro proyecto de esta envergadura”, mantiene la co-comisaria de la exposición.
La mayoría de las obras necesitan de la interacción humana o del entorno para activarse. Como Luci (2008) de José Manuel Berenguer que responde a la luz y a los movimientos del que entra a la habitación oscura en la que se expone. Redundant Assembly (2015), de Rafael lozano-Hemmer utiliza varias cámaras que recomponen el retrato del visitante que está enfrente pero incorporando elementos de anteriores personas, o Daniel Canogar en Gust (2017) pinta de color un lienzo en función de la intensidad del viento de la ciudad donde está ubicado. La obra de Eduardo Kac es Time Capsule, que explica cómo se implanta un microchip en su pierna en el que está incorporada la información de su dispersa y enorme familia.
“No se podrá ver en Barcelona, por ahora”
“Desconocimiento y desinterés”. Son las dos razones por las que el arte electrónico no tiene más presencia en los centros culturales de Barcelona, según Roberta Bosco, una de las dos comisaria de la muestra, además de colaboradora de EL PAÍS. Según Bosco, hubo conversaciones con Jaume Reus, el último director del Arts Santa Mònica para mostrar en Barcelona esta importante colección de arte digital. “Es el único centro que ha dedicado una programación que ha incluido de forma más o menos regular arte digital”.
La salida de Reus del centro de la Generalitat en diciembre acabó con cualquier posibilidad de traer la colección a la capital. “No podrá verse en Barcelona, por ahora”, remacha Bosco. En cuanto al hecho de que el Macba no disponga de un programa dedicado a este arte se limita a decir: “es raro”.
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