Se tarda más en ir de noche a Leganés en bus que en llegar a Córdoba en AVE
Tres autobuses nocturnos, 45 minutos de esperas y un total dos horas hasta llegar a la localidad madrileña, a 13 kilómetros de Sol
Francisco Javier Rodríguez se acurruca en sí mismo buscando en vano algo de calor escondido en la solapa de su abrigo. Es, desde hace doce años, camarero del local del paseo de San Francisco de Sales de la cadena de cervecerías José Luis, famosa por su delicioso pincho de tortilla. Son las 00.50 del jueves 8 de febrero y espera al búho N21 en la parada más cercana a su trabajo.
Con cierta frecuencia, Rodríguez -de 52 años, casado y con dos hijos- no puede salir de trabajar hasta pasada la 1.00 horas de la mañana, pero hoy libra. No está aquí por trabajo, sino para denunciar su periplo habitual esas noches en que la jornada se complica y no puede llegar a tiempo para coger el Metro. Para añadir dramatismo a la denuncia, la noche acompaña: hay alerta amarilla y las temperaturas alcanzarán los -4,6 grados.
Leganés (187.000 habitantes) nunca ha tenido autobús nocturno directo a casa. Tiene varias paradas de Metro y de Cercanías repartidas por la localidad, pero por las noches los leganenses tienen que dar un largo periplo por el distrito de Carabanchel antes de llegar a casa. Los empleados de la hostelería y los jóvenes son quienes más sufren el agravio comparativo de esta localidad del sur de la región. "Valdemoro tiene búho propio. Getafe, Ciempozuelos, Parla... todos. Solo faltamos nosotros y Fuenlabrada, con más 190.000 habitantes, que además somos los que estamos más cerca", se duele Rodríguez.
Le acompaña Miguel Recuenco, de 20 años, estudiante de Derecho y Administración de Empresas en la Universidad Carlos III así como miembro de Juventudes Socialistas de Leganés, que son quienes más han peleado por pedir un cambio en la cabecera del búho. "Los jóvenes lo normal es que, si es para poco rato, renunciemos a salir de Leganés. Y los fines de semana lo que hacemos es esperar a que abran el metro y el cercanías, a las 6.00 y a las 5.30, porque dos horas o dos horas y media si no tienes suerte con las conexiones no hay quien lo aguante".
El N-21 pasa a las 1.15 de la mañana y ambos leganenses suben con pies, nariz y manos heladas y tirantes. En Cibeles cambian al N-17, que tarda cinco minutos en salir y hace un largo tour por Carabanchel hasta que les deja en la plaza del Parterre, en Carabanchel Alto, el peor momento del periplo: toca esperar 20 minutos a que llegue el autobús que les dejará en casa. 20 minutos de saltos, carreras, paseos y resoplidos. El frío es desesperante.
La suma de Fuenlabrada
"La alcaldía, hasta ahora, no ha movido mucho este asunto", empieza Recuenco. "El empuje ha venido de Juventudes Socialistas. Se nos ocurrió hacer frente con Fuenlabrada, que tiene el mismo problema. Recogimos firmas, nos pusimos en contacto con un leganense del consorcio de transportes y le pedimos que solicitara de nuestra parte un cambio de cabecera", continúa Recuenco. "Nuestra apuesta es clara: queremos que salga de Atocha. La carretera A-42 parte de ahí, es la manera directa de llegar a nuestra localidad. Pero el Ayuntamiento, al parecer, quiere ponernos la cabecera en Príncipe Pío. Dicen que Atocha está muy saturado, pero eso solo nos restaría -con suerte- 15 minutos de trayecto, porque habría que coger un búho para ir hasta ahí. En cambio, a Atocha se puede ir andando desde Cibeles". El consorcio ha aprobado la creación de la línea y ahora le toca al Ayuntamiento de la capital de dónde parte la cabecera. "La pelota está sobre su tejado", dice Recuenco.
A las 02.35 asoma al fin el 803. "Ya está ahí la salvación", exclama Rodríguez, que no ha quitado ojo a la calle. Quince minutos después, están en Leganés. Dos horas de travesía. Quince minutos más para los de Fuenlabrada. "Esperamos que el Ayuntamiento no tarde en decidir cabecera y esperamos que elijan bien", empieza Recuenco. "Hay pocas posibilidades de que elijan Atocha, pero no perdemos la esperanza". "Llevamos muchos años con este agravio", añade Rodríguez. "Nos lo merecemos", concluye.
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