El último ‘palo’ del año
En un día cualquiera, como el 31 de diciembre, se pueden denunciar medio centenar de robos en casas, atracos varios y una agresión sexual
A las 23.59, cuando despunta el último día del año, un taxista llama a los Mossos. Ha recogido a una joven, de 18 años, en Montjuïc. Asegura que ha sido víctima de una agresión sexual y un robo violento por parte de tres hombres. La lleva al hospital Clínic. Casi a la vez, dos hombres fuerzan la puerta principal de un piso en Sarrià-Sant Gervasi. Amenazan con una barra de hierro a los dueños, les encierran en una habitación y se llevan 15.000 euros y un Mercedes.
Quince minutos después, en un bar de Vilaseca, encuentran la ventana y la caja registradora rotas. En Creixell, tres hombres entran por la ventana de un baño. El matrimonio duerme. Cogen al hombre por el cuello, le tiran al suelo y le tapan los ojos. La mujer intenta mirar de reojo qué ocurre. Se llevan 1.000 euros.
El reloj enfila la una de la madrugada. En Maçanet de la Selva y en Hospitalet encuentran un piso y dos casas forzadas. Media hora más tarde, en Sant Cugat de Sesgarrigues, una anciana de 82 años se despierta de golpe. Dos hombres han irrumpido en su casa. La cubren con una sábana, le tapan la cara y le cogen los brazos. Luego registran la vivienda. A la vez, se incendia una casa en El Catllar. Los bomberos encuentran un centenar de plantas de marihuana. Los cultivadores tenían pinchada la electricidad del alumbrado público.
Ya son las dos. En Salt, en Riudoms y en Vilanova i la Geltrú encuentran ventanas, puertas y cajas fuertes de casas forzadas. También en Vidreres. Media hora más tarde, en Menàrguens, una pareja llega a su casa. Cuando introducen la llave en la cerradura, oyen a gente correr en el interior. Los ladrones han accedido por una ventana. En la huida se dejan olvidados destornilladores.
Son las tres. Inquilinos de dos pisos de Tarragona y de una vivienda en Sant Just Desvern descubren la entrada de su casa forzada. A las cuatro, en Lleida, alguien ha escalado y ha logrado abrir la puerta. En Esplugues de Llobregat y en Vilaseca han accedido a un domicilio por la terraza. En el segundo, han robado 2.300 euros y joyas.
Faltan diez minutos para las siete de la mañana. El sol está a punto de salir. En una residencia de ancianos de Girona ven a dos hombres intentando romper una ventana. Los Mossos consiguen detener a uno de ellos. Casi a la vez, en Barcelona, tres encapuchados irrumpen en un prostíbulo. Uno lleva un arma de fuego y amenaza a la gente. Tratan de reventar las cajas registradoras con un mazo, pero no lo consiguen. Huyen con solo 300 euros. Dos personas son atendidas con un ataque de ansiedad.
Las nueve. A esa hora, abre un supermercado en Pacs del Penedès y se da cuenta de que los ladrones se han escurrido por un butrón en el aire acondicionado. Han aprovechado el agujero ya hecho de un robo anterior y se han llevado botellas de güisqui. En un restaurante de Sant Agustí de Lluçanès también descubren que les han robado comida, material y dinero. En esta ocasión, han roto una ventana.
Mediodía. En Santa Coloma de Farners, han robado cuatro reguladores de placas solares, un generador y cuatro baterías de una casa. En Calonge, un hombre se topa con un encapuchado al llegar a su casa. Le ha forzado la cerradura.
A las cuatro de la tarde, dos personas compran chicles en una gasolinera en Granollers. Detrás de ellos, entra un hombre con una bufanda y con lo que parece un arma de fuego corta. Amenaza al trabajador y se lleva 470 euros. Los tres son compinches y logran huir. Una hora más tarde, en Riudellots de la Selva, una pareja descubre que les han robado una colección de monedas en su casa. En Sant Esteve Sesrovires, salta el alarma de una vivienda.
Siete y media. En otra gasolinera, en Barcelona, un hombre con casco y un hacha intimida a los trabajadores. Se hace con la recaudación del día. A la misma hora, una mujer acude a la Policía Local de Montcada. Dice que su pareja está retenida en un piso. Los Mossos le rescatan sin dificultades. El presunto secuestrado admite que tiene una deuda de 1.800 euros por drogas con los supuestos captores. En Salou, encuentran la ventana forzada en una residencia, y en Badalona detienen a dos personas (uno menor) por romper otra ventana para robar.
Las ocho. En Flaçà, Salou, Sant Just Desvern y Reus encuentran forzadas ventanas, balcones y la puerta de un jardín. Roban 500 euros en joyas y 1.500 euros en metálico. A las diez y media, en Bellpuig, han accedido en una empresa de productos cocidos rompiendo la puerta. Se han llevado al menos 200 euros. En Sabadell, sustraen 10.000 euros y, en Tarragona, una bici de 8.000 euros y joyas por valor de 3.000. También roban en pisos de Valls, Reus, la Pobla de Montornès, Pacs del Penedès, Hospitalet, Lleida, Centelles, Taradell, Masies de Voltregà, Riells i Viabrea, Sant Feliu de Guíxols y Alcanar.
En un Kentucky Fried Chicken de Les Gavarres hacen un butrón. En Castelló d’Empúries, dos conocidos salen a cenar y uno acaba robándole la tele al otro y amenazándole con un cuchillo y una barra de hierro. En Palau-Sator una mujer se topa con un hombre con pasamontañas que ha entrado por la cocina, la amenaza con un cuchillo y se va. En Barcelona, otro hombre, también con pasamontañas y con lo que parece un arma de fuego, intenta atracar una sucursal de divisas. No se lleva nada porque los trabajadores se encierran dentro. El día y el año tocan a su fin con la puerta de una cocina forzada en Olesa de Montserrat.
Cojan aire. Ya está. El último día del año en Cataluña no fue el peor. De media, se denuncian 74 robos con fuerza al día en viviendas (1 si es violento) y dos agresiones sexuales. Los secuestros casi no existen y la marihuana es ya tradición. Nada que no ocurra en nuestro entorno. Un fin de año más.
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