Hausson, nuevo recital mágico
Los juegos son el hilo conductor del espectáculo del artista en La Seca
En los diccionarios, la palabra jugar tiene una definición que se acerca mucho a la de la magia. Dicen que es "realizar una actividad o hacer una cosa, generalmente ejercitando alguna capacidad o destreza, con el fin de divertirse o entretenerse". Hausson combina ambos conceptos en su espectáculo Jugant amb la màgia,aunque quien se entretiene y divierte no es el mago sino el público. La sala de La Seca donde se puede ver el espectáculo hasta el 21 de enero impone respeto a la hora de hacer magia de escenario porque el mago tiene el público muy encima, muy cerca. No se puede ser un aprendiz para pisar La Seca.
Desde luego, Hausson no lo es. Y acostumbra a buscar en sus espectáculos un hilo conductor, a modo de argumento, que arrope la estricta ejecución del efecto. Esta vez el leit-motiv es el juego. Algunos, como el ajedrez, son simplemente el decorado de un aparato donde, por cierto, prácticamente se descuajeringa al mago que, gentilmente, no envía siempre a tales menesteres a sus dos auxiliares. El también entra en los cajones. Unas auxiliares a quienes se les da un leve argumento, mudo, pero argumento.
Otros juegos, sin embargo, se juegan en escena con resultados mágicos. Y la dimensión del asombro no tiene nada que ver con el tamaño de las herramientas usadas. Por ejemplo, el número de los cubos de Rubik que manejan en paralelo el mago y un espectador para llegar a un final sorprendente. Espléndido. Los dados, otra variante, no sirven para tentar la suerte sino para distintas prácticas de adivinación y predicción que también se ejercen en el tema de la ruleta. Hausson da la oportunidad a los espectadores de jugar, a todos. Se trata de un bingo muy especial y ruinoso para el binguero.
La poesía en la magia no precisa de eventos monumentales ni de grandes auxilios escenográficos. En este caso, por ejemplo, son prescindibles los complementos audiovisuales de fondo. La poesía nace en unos globos que no todos cumplen con su destino de elevarse o en una máquina de golosinas que, al introducir una moneda, devuelve un regalo para pasmo de los espectadores. En el espectáculo hay distintas disciplinas mágicas y Hausson no se olvida de la manipulación, especialidad fundacional de la casa. Una de las de más riesgo y que, ahora, con la magia tecnológica tiene un engañoso aroma vintage.
Ver a Hausson es ver una magia serena, muy meditada, que va camino de ser un clásico, no una antigualla. Hay que ser un muy buen mago como Hausson para jugar con la magia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.