Cinco propuestas de la cartelera teatral para estas navidades
Magia, circo y buen teatro para todos los gustos en las salas de Barcelona
Nunca es mala época para ir al teatro, pero las navidades siempre son una excusa perfecta para hacerlo. Un par de entradas pueden ser el regalo perfecto con el que sorprender a alguien, o la noche perfecta para disfrutar de la cultura o, simple y llanamente, para que no se nos escape lo que no hay que perderse del buen cartel que hay en Barcelona. Hemos seleccionado cinco espectáculos de géneros variados que no decepcionarán.
‘El llarg dinar de Nadal’. El Maldà ha encontrado su receta navideña con esta versión de La Ruta 40 de la obra del norteamericano Thornton Wilder, que regresa a la pequeña sala de la calle del Pi por tercer (fin de) año consecutivo. Se trata de una pieza deliciosa, no ya por lo bien cocinada que está, sino por la manera como cuenta el transcurrir del tiempo, sin darnos cuenta, tan callando…, en una misma mesa, año tras año, generación, tras generación. Por esa larga mesa desfilan criadas, patriarcas, hijos, esposas, nietos, yernos… y, por supuesto, el pavo. Es importante el buen hacer de los jóvenes actores, que resisten estos largos años pasando de un personaje a otro, subliminalmente, sin desaparecer de la escena. Quien era una joven e ilusionada madre de familia, sin que nos demos cuenta, ahora se ha encogido en la silla y es una venerable y respetada abuela; igual que el primo, que de golpe ha abandonado su ímpetu juvenil y hay que gritarle al oído porque ya es un viejo sordo... El tiempo, protagonista absoluto de la obra, transcurre inclemente, severo, juzgándolos a todos, como en un travelling que nos muestra una estampa cien por cien americana que discurre a través del siglo XX. Hasta el 14 de enero, en el Maldà.
‘Jugant amb la màgia’. La magia està durante estas fiestas en el Condal, en las manos (y en las grandiosas ocurrencias) del showman Lari, que celebra su cuarto de siglo sobre los escenarios, y en La Seca, en las del incombustible Hausson, en Jugant amb la màgia. El mago del Espai Brossa basa su nuevo espectáculo en los juegos, desde el billar al dominó, pasando por el cubo de Rubick, la ruleta, los dados o el parchís. Hausson se pone bajo la dirección del director artístico de la sala, Ferran Madico, para darle a su función un aire (como siempre, en realidad) muy teatral, en el que las dos partenaires del ilusionista al que interpreta Hausson compiten entre sí para gustarle. La emoción de la magia se mezcla con el riesgo del juego y con la diversión de la escena. En La Seca hasta el 21 de enero.
‘Fortius’. Mientras el Lliure de Gràcia recupera la entrañable Rhümia, en el Port Vell se ha instalado la centanaria carpa del Circ Històric Raluy, que trae este año el espectáculo Fortius, un homenaje al circo de toda la vida, sin renunciar a apuestas innovadoras. La de esta familia circense, alojada en los bellísimos carruajes que se pueden visitar, junto a la carpa, es una apuesta segura cada año en Barcelona. En el Port Vell hasta el 13 de febrero.
‘L'hostalera’. Descartada hace un par de años la idea de convertir Natale in casa Cupiello, de Eduardo de Filippo, en el sello navideño de la Biblioteca de Catalunya, La Perla 29 repesca la divertida y asesentada obra de Carlo Goldoni. Con cambios en buena parte del reparto, la puesta en escena, espectacular y golosa (la degustación de un buen plato de pasta por parte del público va camino de convertirse en un clásico) convierte el enredo de faldas de casa Mirandolina en un divertido vodevil con música (¡y macarrones!) en directo. En La Biblioteca de Catalunya, todas las fiestas.
‘Tortugues: la desacceleració de les partícules’. No sabemos muy bien cuál es la receta de la FlyHard, pero los ingredientes son muy claros: teatro catalán, joven, cercano, reconocible, narrativo, un poco urbanita, un poco comedia, un poco drama... En Tortugues..., de Clàudia Cedó, que ahora repesca la Beckett, nos encontramos a dos parejas. Una, formada por un friqui obsesionado con las tortugas y por una mujer enamorada y entregada; la otra, por un investigador y su esposa, que le hará perder todos sus principios morales. Él tendrá que experimentar un hallazgo digno de premio Nobel y ella le dirá que con ratones no llegará a ninguna parte. Hacen falta personas y sobran prejuicios. Y es aquí donde entrará la otra pareja... Ambas comparten escenario pero no espacio temporal, hasta que, de alguna manera, toparán y se verán (de verdad) las caras. La narración es dinámica y muy ágil. Si no lo fuera, la obra se hundiría estrepitosamente. Los actores se doblan y se solapan continuamente en un ejercicio actoral delicado, milimetrado y equilibrado. Sin pensar en las razones científicas (¿será posible, lo que están haciendo?) o sociales que plantea, el espectador pasa un rato entretenido y muy divertido. En la Beckett, hasta el 7 de enero.
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