La coreógrafa Yvonne Rainer convierte la rabia en arte
La artista presenta por primera vez su obra en el Macba y el Mercat de les Flors
Lúcida, combativa, reivindicativa y sobre todo muy enfadada. Así es Yvonne Rainer (San Francisco, 1934), figura histórica del feminismo estadounidense, bailarina, coreógrafa y cineasta, que presenta su trabajo en España por primera vez gracias a una colaboración entre el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) y el Mercat de les Flors. Invitada en el marco de las actividades en torno a la exposición retrospectiva de Rosemarie Castoro, su gran amiga y como ella prácticamente desconocida en España, Rainer ha dado rienda suelta a toda su rabia y decepción por la deriva política de su país, en ¿Qué es tan divertido? Risa y enfado en el tiempo de los asesinos, una conferencia dramatizada, que impartió ayer en el Macba. “Es una historia inspirada en personajes mitológicos, que arranca cuando después de encarcelar al dios Apolo bajo a la tierra, me encuentro con esta mierda y siento crecer dentro de mi un enfado cada vez mayor”, explica la artista, que no se ha ahorrado epítetos para dejar bien clara su opinión del presidente Trump o “saco de pedos” como prefiere llamarle. No todo fue enfado también hubo momentos para el recuerdo cuando se paseó por la muestra de Castoro y se topó con el vídeo de una coreografía suya, con attrezzo del artista minimalista Carl André, interpretada por la propia Castoro.
Hoy en el Mercat de les Flores presentará una de sus últimas obras, The Concept of Dust: Continuous Project - Altered Annually, que se estrenó en 2014 en el Moma de Nueva York, si bien tal y como indica su nombre es un proyecto inacabado que se va modificando cada año. La interpreta su compañía, formada por seis personas de edades comprendidas entre los 42 y los 73 años. “Me gusta rodearme de un amplio abanico de personas distintas, aunque con dos de ellas trabajo desde 1999”, indica Rainer que no demuestra sus 83 años y pese a la telaraña de arrugas, mantiene el porte de quien “cuando baila se siente en casa”. Tras 15 años de actividad con el Judson Dance Theater, en 1975 consideró que debía buscar nuevos medios de expresión y dejó los escenarios para centrarse el cine experimental, que ya había explorado introduciendo filmaciones en sus coreografías. “Volví al baile en 1999, cuando Mijaíl Barýshnikov (uno de los grandes protagonistas de la danza internacional), me encargó una obra”, recuerda.
En El Concepto del Polvo no baila, pero está en el escenario leyendo textos sobre el envejecimiento y la muerte de autores tan distintos como D. H. Lawrence, Barack Obama, Louise Bourgeois y el propio Trump. “Los movimientos están coreografiados pero los intérpretes pueden decidir a su antojo si ejecutarlos y cuando durante los 50 minutos que dura la pieza. El resultado es una estructura que parece creada al azar, divertida y amarga según el momento”, asegura la artista, que ha presentado la obra en Marsella y Oporto. Con Rainer, que representa perfectamente la voluntad de superar los límites y las fronteras entre las diferentes disciplinas artísticas, el Macba y el Mercat dan inicio a una colaboración que se plasmará en varias actividades. Otra de ellas será en octubre cuando el coreógrafo francés y actual director del Musée de la Danse de Rennes, Boris Charmatz, presentará su obra 20 bailarines para el siglo XX en las salas donde se expone la colección permanente del Macba. En la pieza, los bailarines interpretan otro tantos solos emblemáticos de la danza del siglo XX, interactuando con las obras que prefieren de forma libre.
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