El fiscal pide condenar a dos ediles de la CUP por lesionar a un policía
María José Lecha y Maria Rovira niegan haber agredido al urbano en una protesta
Como pasa en las bodas, de un juicio surge, a veces, otro juicio. Dos concejales de la CUP en el Ayuntamiento de Barcelona, María José Lecha y Maria Rovira, se han sentado este martes en el banquillo de los acusados por la supuesta agresión a un agente de la Guardia Urbana. El incidente ocurrió hace casi un año, en los instantes previos a un juicio contra Josep Garganté, entonces edil de la formación anticapitalista. El policía había acudido a dar su apoyo a sus compañeros. Lecha y Rovira, a Garganté. Según el relato del agente, las dos ediles le propinaron durante la refriega "patadas y golpes bajos". La Fiscalía pide que ambas indemnicen al urbano por las lesiones (leves) que sufrió con 245 euros, y que abonen una multa de 180 euros cada una.
El juicio se ha celebrado en la Ciudad de la Justicia, el mismo escenario del que Josep Garganté salió absuelto el 1 de diciembre de 2016. El exconcejal de la CUP estaba acusado de coaccionar a un médico para que modificara su informe sobre la lesión sufrida por un mantero y lo atribuyera, no a una caída como había dicho, sino a una agresión de la Guardia Urbana. Al final, el médico retiró la denuncia y el exedil fue absuelto.
Aquel juicio provocó dos concentraciones de signo opuesto frente a los juzgados de Barcelona que, finalmente, se encontraron. De un lado, los vendedores ambulantes y la CUP, que acudieron "en solidaridad con Garganté", tal como ha subrayado en la vista de hoy Rovira. Del otro, el sindicato CSIF, que lo hizo en apoyo al médico y a sus compañeros policías. Entre ellos se encontraba el secretario de organización, Eugenio Zambrano, que también es policía.
Zambrano denunció a las concejales de la CUP porque, según su versión, le propinaron diversos golpes que le causaron lesiones leves. El sindicato acudió a la protesta "pacíficamente". Lecha y Rovira, en cambio, "entraron en cólera" nada más verle allí. "Se abalanzaron sobre mí, arrastrando una masa hostil y agresiva". Tras los insultos, ha relatado en el juicio, empezaron los golpes. Las concejales le propinaron "patadas en las piernas"; Rovira lo hizo "con más virulencia" e incluyó también "golpes en las extremidades superiores".
Las acusadas han negado haber cometido esas agresiones y han ofrecido una versión diametralmente opuesta. Lecha ha explicado que estaban a punto de ofrecer una breve rueda de prensa sobre el juicio a Garganté cuando los miembros del sindicato lo "impidieron" con una "actitud agresiva". "Recibimos insultos y golpes de gente encapuchada que se nos tiró encima, y no pudimos atender a la prensa", ha lamentado Rovira.
Zambrano ha insistido en que ambas conocían su condición de policía, mientras que ellas lo han negado. Otro detalle del caso es que las dos partes han vuelto a acudir a la Ciudad de la Justicia y han atendido también a los medios, brevemente, antes de la vista. Esta vez, sin embargo, no se han producido incidentes y el exdiputado de la CUP David Fernàndez (también presente porque tenía que declarar como testigo) no ha mediado, como sí hizo la otra vez, con los Mossos d'Esquadra.