El músico que habla a través de sus acordes
Pipo Romero se atreve con todos los estilos en el concierto instrumental que inaugura el nuevo ciclo de Los Matinales de EL PAÍS
La guitarra acústica es el medio de Pipo Romero de comunicarse con el mundo, tanto que su forma de saludar a la audiencia que se congregó este sábado en la sala Galileo Galileo para escucharle fue un solo contundente con ese instrumento al que se unió el sonido de un cajón y más tarde un violín. Los matinales de EL PAÍS se llenaron de un sentido flamenco, una influencia folk y un toque de country que emanó de los dedos de este músico gaditano que recorre las culturas y melodías de todo el mundo. Para hacer más patente la fusión le acompañaron un músico andaluz y otro venezolano en el escenario.
Pasados viente minutos de concierto se pudo por fin escuchar su voz y lo hizo para reconocer el mérito de la apuesta por un proyecto emergente y únicamente instrumental. “Toda esta fusión de sonidos salen de mi corazón y de mi cabeza”, explicó. A pesar del percance que había tenido el viernes, cuando se hizo una brecha al golpearse contra el pico de su ventana, el artista desgranó durante más de una hora los temas de su primer álbum, Folklórico, y tres composiciones del próximo, que tiene ya diseñado en su cabeza. “Me he peinado de una forma estratégica para que no se me note el golpe”, bromeó.
El autor desgranó, con la atrevida insolencia de alguien que no tiene miedo a la hora de abordar cualquier genero, todo su repertorio de acordes. Desde la canción celta Gaélico, hasta el tango que dedicó a su abuela, Carmen, e incluso Marzo, una composición que él definió como “bipolar” y que escribió pensando en sí mismo. Pasó con elegancia de un tema íntimo y desnudo dedicado al miedo como es La peur, a uno explosivo y lleno de vaivenes como El pasito, con palmeo incluido.
Terminó sin bises, antes ya había advertido que no le gustaba el paripé de salir para que el público reclame una más. Acabó con la canción Sentimento, una melodía dividida en varias partes que ría servido como presentación de este trabajo debut del gaditano. Dijo adiós igual que saludó, con un rasgueado apasionado y contundente.
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