El navegante solitario

Juan Pablo Di Pace (Buenos Aires, 1979) ha actuado en teatros de Londres, Madrid o Barcelona. También, en series como el reboot de Dallas o Madres Forzosas, continuación del éxito de los noventa Padres Forzosos y que se puede ver en Netflix. El lunes ofrece un concierto (en el Teatro Nuevo Alcalá), con canciones de su próximo disco.

1. Plaza de Santo Domingo. Fui a esta plaza durante un año para tomar clases de canto con Edelmiro Arnaltes, que ha trabajado con Alfredo Krauss y Gerónimo Rauch. Mi voz creció, en una temporada, lo que no había crecido en 15 años. Esta plaza es el portal a las partes más emblemáticas de Madrid. Hay además un bar, Beer Station, donde converge gente del teatro musical.

2. Escuela Italiana Enrico Fermi. En 1992 mi familia se trasladó a Madrid y me inscribieron en la escuela italiana sin saber italiano. Fueron dos años de mucha caña, porque es un colegio muy exigente. El edificio, pegado a la Embajada de Italia, es uno de los más hermosos de la capital (Agustín de Betancourt, 1).

3. Casa Federica. Es un bar muy hogareño que queda detrás del Teatro Coliseum. Es el lugar donde, al acabar la función de Fiebre del sábado noche, íbamos todos los actores. Lo regentan dos hermanos argentinos, Federico y Maru, que sirven unas milanesas riquísimas. También empanadas, tortillas o un flan de dulce de leche increíble. La madre es la que cocina, por eso la comida es realmente de mamá (Manzana, 19).

4. Parque del Retiro. Al poco de llegar aquí, como no tenía amigos más allá de la gente del teatro y yo era muy hermético, en mis ratos libres me iba a este parque. Me alquilaba una barca y me pasaba las horas por allí, relajado. Solo. Me gustan mucho las esculturas que hay, en especial los leones.

5. Teatro Coliseum. Aquí interpreté al personaje de Toni Manero en Fiebre del sábado noche. En el teatro ensayaba, actuaba, comía, dormía… Ese papel protagonista me cambió la vida. Después del Coliseum, las cosas me fueron muy bien (Gran Vía, 78).

6. Gran Vía. Mi primera audición en Madrid fue en el Teatro Lope de Vega y he actuado en muchos de sus teatros; las cosas más bonitas en mi carrera han pasado allí. Iba mucho a De María a comer el menú de carne con empanada y morcilla y al karaoke de Mostenses. Tenía mis caballitos de batalla: Faith de George Michael y The way you make me feel de Michael Jackson.

7. Plaza de Legazpi. Como la escultura del centro de la plaza estuvo tapada durante los tres años que viví allí, para mí era un misterio lo que escondía. Es un barrio muy barrio y tiene al lado Matadero, donde ensayé Más de cien mentiras, donde tuve la oportunidad de crear un personaje desde cero.

8. Pavoneo. Mi mejor amigo Pedro Carrasco abrió en julio este bar junto a su marido. Soy fan del estilo, inspirado en los pavos reales, colores azules y dorados. Cada vez que vengo a Madrid voy porque siempre hay alguien que conozco. Recomiendo el Pisco sour y el Expresso martini, que es un cóctel de café (Belén, 9).

9. Madrid Río. Me he quedado horas y horas meditando mientras miraba el agua del Manzanares. También salía a correr por allí y lo he surcado en bicicleta y en patines. Siempre iba al atardecer, cuando en Madrid aparecen esos curiosos colores naranjas, rojos y violetas que no tienes en ningún sitio.

10. La Mucca. Es un lugar importante porque, aparte que se come bien, cuando decidí irme de Madrid —un paso muy difícil— organicé allí la fiesta de despedida. Vinieron un montón de amigos de distintos entornos. Yo llegué aquí solo y me marché dejando a gente maravillosa. Y sí: lloramos un poquito. (Plaza de Carlos Cambronero, 4).