Bacalao y adrenalina

Palacio de los deportes. Estuve en el equipo nacional de gimnasia entre los 12 y los 15 años y, durante una época, entrenábamos aquí todos los días. Siempre que paso por delante me trae recuerdos de aquella época de competiciones. La gimnasia me dio una buena base para luego bailar (Av. de Felipe II, s/n).

Más información

Blanca Li: La maquinaria de una coreógrafa

Blanca Li: “Cada momento artístico tiene que llevarme hacia delante”

Mercado de Antón Martín. Cuando estudiaba flamenco iba a la academia de la calle Amor de Dios por donde han pasado todos los flamencos de mi generación y anteriores. Luego iba a este mercado a hacer la compra. Me encantaba un puesto de aceitunas, luego me las iba comiendo por la calle Atocha. Ahora la academia está, precisamente, en el propio mercado (Santa Isabel, 5).

Calle Jacometrezo. Durante muchos años de mi vida tuve en esta calle mi bar, El Calentito, cuando también estaban el Café Berlín y el Oba oba. Era un bar de copas alucinante, con mucha energía… Vamos, muy caliente.

Casa de la Moneda. Mi padre trabaja allí, en labores administrativas, y a sus hijos aquel edificio imponente, que daba un poco de miedo, y aquel trabajo tan abstracto nos llamaba mucho la atención. Nos imaginábamos a papá dentro, imprimiendo billetes (Jorge Juan, 106).

Teatros del Canal. Es el teatro que me ha recibido en Madrid durante el último decenio, me gusta venir de París y saber que tengo aquí un sitio donde enseñar mi trabajo a mi gente de aquí. En España siempre me han tratado superbién, pero desarrollar una carrera de coreógrafa aquí es muy difícil. Hay que irse al extranjero (Cea Bermúdez, 1).

Casa Labra. Siempre me han gustado esos bares que tienen una especialidad muy señalada, las bravas, el pulpo, los caracoles, etc, y que han sobrevivido inmutables a lo largo de muchas décadas. Este es uno de ellos. En Casa Labra lo que se impone es el bacalao que, además, a mí me encanta (Tetuán, 12).

El Rastro. Desde adolescente lo frecuenté, cuando ibas, ya pasado el mediodía, y te encontrabas a todo el mundo en La Bobia. Era un sitio muy mágico. Ahora lo sigo frecuentando cuando vengo a Madrid, lo que no sé es si sigue siendo un punto de encuentro de la gente o ha perdido esa faceta tan especial que tenía.

Parque de Atracciones. Las ferias, el circo, todo ese tipo de ambientes me gustan, y soy mucho de ir a los parques y montarme en todo lo que se mueve, cuanto más alto mejor. Ahora tengo la excusa de tener dos hijos para frecuentar estos sitios más y hasta montarte en los caballitos, que sin niños queda raro (Casa de Campo).

Lago de El Retiro. Una sesión de barca, dos o tres vueltas con un sombrerito para el sol, es fenomenal para hacer brazo y abdominal. Mucho mejor que el gimnasio. El parque, además, es de los más bonitos del mundo. También me gusta buscar la paz por la zona del Palacio de Cristal.

Restaurante Viña P. En la época de El Calentito venía a comer aquí con frecuencia, yo creo que todavía hay algunos camareros de aquella época. Un sitio muy típico, con carteles de toros y comida muy castellana. A mí me gusta sentarme en la terraza y tomar espárragos trigueros a la plancha y el chuletón (Plaza Santa Ana, 3).