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Crónica
Texto informativo con interpretación

Faquires y cartomagos, dos emociones

El preestreno del documental ‘Fakirs’ y una actuación de DaOrtiz, en la agenda mágica de Barcelona

Tomàs Delclós
El faquir Testa.
El faquir Testa.

Viernes, 28 abril. Cine Maldà. Lleno. La productora De Verité presenta el filme Fakirs de Xavier Domènech que documenta una profesión casi extinguida, una destreza con muy pocos practicantes. Kirman y Testa están en activo. Fachin y la familia del desaparecido Sager traen el testigo de un pasado. En el filme hay una escena donde Testa se inserta un gran rizo metálico por la nariz y lo hace salir por la boca. Un espectador se desmaya y se tiene que interrumpir la proyección. Nada grave. Sólo un pequeño jaleo en la sala. El espectador se va y continúa la proyección. Testa, después, me explica que a los faquires no les gusta ni buscan los desmayos. “Buscamos que el espectador lo disfrute”. Testa, como todos los otros faquires, defiende que sus espectáculos también son para el público infantil. “Los niños nunca se desmayan. Son un público inteligente” a pesar de que, comenta, viven un mundo donde predomina Walt Disney. “Todos nos tragamos, insensibles, barbaridades como la guerra”.

En el faquirismo, ni las agujas ni el fuego tienen truco; se basa en la concentración y la autosugestión. El diccionario define el faquir como un “mago especializado en demostraciones de insensibilidad física”. Testa se puso precisamente este nombre artístico para reivindicar que “el faquirismo se hace con cabeza, no con cojones. Tenemos que calcular mucho, no querer ser un superhombre”. Para Testa, que antes hacía piercings, se trata de ampliar las fronteras de la emoción.

Como la magia, apenas hay mujeres. Kirman, en el filme, recuerda haber conocido una joven muy buena, pero que lo dejó a los tres años “porque no digería bien la gasolina”. Kirman lleva más de cincuenta años en el oficio y los circuitos del faquirismo, explica, han cambiado mucho. Ahora se trabaja en hoteles, fiestas medievales –que salen como setas-... pero se han acabado aquellos cabarets de variedades donde, por ejemplo en Francia, el faquir era cabeza de cartel.

Xavier Domènech no conocía este mundo. “Tuve noticias de un homenaje a Kirman por sus 50 años de oficio y me di cuenta de que mis amigos de menos de 30 años no sabían qué era un faquir”. Contactó con Kirman con la idea de hacer un documental sobre el último faquir. Pero fue el mismo Kirman quien le habló de un joven, Testa. “Kirman sabía que existía pero no se habían conocido nunca. El rodaje lo favoreció”. Entonces, Domènech se propuso “redescubrir este arte que tanta gente ignora”. “Hace falta un reconocimiento, que no se ha hecho, a estas personas. Reivindicar esta minoría que mantiene el espectáculo y su memoria”. Domènech subraya el atractivo visual de las actuaciones, pero, sobre todo, admira estas personas que “viven haciendo lo que les gusta. Es maravilloso. Hay historias personales, de diferentes épocas, muy chulas”. Más de uno explica la dificultad que tuvo, cuando era joven, a la hora de decir a los padres: “quiero ser faquir”.

Viernes, 21 abril. Rei de la Màgia. Lleno. Actúan Yann Frisch y Dani DaOrtiz. Frisch es un joven francés que viene del circo, del malabarismo y, ahora, es famoso mundialmente jugando, sentado ante una mesa, con cubiletes y pelotitas que se multiplican, desaparecen, saltan... Un juego que puede tener cuatro mil años, pero que Firsch ha repensado de pies a cabeza. En Barcelona también hace unos pocos juegos de cartas, pero en este tema a quien se tiene que ver es a Dani DaOrtiz. Hace cinco años, en los foros internacionales de magia ya lo trataban de “rising star”. La poética de su cartomagia se basa en el caos. Las cartas se mezclan aparentemente de cualquier manera, caen a la mesa, los espectadores mezclan la baraja, pero esto no arruina el efecto final. Todo en su espectáculo está milimetrado, desde quien se sienta alrededor de la mesa (no pueden ser magos, habituales espectadores de sus shows) a las bromitas sobre el volumen de su barriga o el despiste juguetón que causa al espectador ayudante en un supuesto juego matemático. Conoce los públicos de América, Asia, Europa...”Las emociones siempre son las mismas, pero cada público las interpreta, exterioriza de manera diferente”. El control de este caos de naipes lo aprendió, me comenta, de Lennart Green. Éste y Juan Tamariz son sus dos principales maestros. Precisamente con Tamariz empieza este mes la grabación de 15 horas de DVD donde Tamariz enseñará los juegos que considera fundamentales en su trayectoria.

Y es que DaOrtiz también trabaja en la divulgación de la magia. Es editor de una revista, en papel y digital, El Manuscrito, prepara otro DVD con Frisch sobre la magia que se puede hacer sentado detrás una mesa, tiene libros... y el mago portugués Luis de Matos editó un pack de cuatro dvds, Utopía, auténtica biblia de nueve horas sobre la artesanía de DaOrtiz. Mago multimedia, prefiere "la libertad y el contacto con el público del directo”. Siempre con naipes, usa “la ambigüedad y la confusión” para hacer increíbles manipulaciones, auténticas negaciones de la probabilidad y la entropía. De esto trata precisamente la buena magia. “No se engaña la mirada, se engaña el cerebro que la interpreta”.

Faquires y cartomagos, todos hablan de emociones, pero hay que admitir que las buscan por caminos diferentes.

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