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Pop pequeño para niños grandes

La banda infantil Petit Pop, proveniente del 'indie' noventero, ha solazado a infantes y adultos en el Teatro Apolo, dentro de Las Matinales organizadas por EL PAÍS

Concierto de Petit Pot en el Teatro Nuevo Apolo, en los Matinales de EL PAÍS.
Concierto de Petit Pot en el Teatro Nuevo Apolo, en los Matinales de EL PAÍS.santi burgos

Dice Joan que el concierto de hoy ha estado bien, pero que la voz debería haber estado más alta. Este crítico de ojos enormes apenas levanta 10 palmos del suelo a sus cuatro años, pero habla con autoridad: cuando se le pregunta por su canción preferida, responde que "la ópera Aida de Verdi", con todos sus actos. Igual que él, el público infantil que ha abarrotado el Teatro Nuevo Apolo ha bailado y ha gozado el pop bien ejecutado de Petit Pop en Las Matinales organizadas por EL PAÍS en colaboración con Planet Events y Les Nits de l’Art. Una generación venidera con buen gusto, y una escena aliviadora: pese los concursos de talentos televisivos y el reguetón, aún hay esperanza para la música.

Los de Petit Pop no adoctrinan. Si tienen que decir que "comerse un perrito es mejor que un pescado", lo dicen. O animar a los peques a que llenen la bañera hasta que rebose (un anatema en la era de la sostenibilidad) para "practicar surf en el cuarto de baño". Esta banda asturiana habla a los niños de tú a tú. Por eso el publiquito se desvivió y voceó las canciones hasta el desgañite. El grupo rebajó la edad de su target hace siete años. Venían bregados en el sonido Xixón noventero (el mal llamado indie), esto es, en bandas como Pauline en La Playa, Nosoträsh o Undershakers.

El perfil de los padres delata que habían estado en algunos de sus conciertos. Un señor de barba poblada, pantalón pitillo y gafas de pasta ha reptado por el pasillo central para controlar a sus hijos que, pertrechados de guitarras eléctricas de juguete, amenazaban con subir al escenario. A los de Petit Pop no les hubiera importado. Durante el concierto, diez infantillos han coreado sus temas sobre las tablas. "Por ley, los niños no pueden trabajar. Así no tenemos que pagarles", ha dicho la cantante. La incorrección política es la primera lección del rock. Y hoy, los niños, la han asimilado entusiasmados. También los adultos. "Suenan a Vainica Doble y a La Buena Vida", ha afirmado un exultante Juan de Pablos, ínclito periodista musical de Radio 3.

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