El nuevo partido de Colau se tambalea por las exigencias de Podem

La ejecutiva de Podem anunció en otoño su decisión irrevocable de involucrar activamente a su militancia en la construcción de la confluencia. Fachin está cumpliendo esa máxima a rajatabla y, de hecho, ya avanzó hace un mes que los inscritos en los círculos serán llamados a votar si refrendan o no el nuevo partido después de que se constituya el 1 de abril. La futura formación, por tanto, pasará una reválida entre los círculos. Pero, ya antes de alcanzar ese estadio, las diferencias han emergido con firmeza.

Fachin, que salió reforzado tras el congreso de Vistalegre 2 —se alineó abiertamente con Pablo Iglesias, el triunfador del cónclave— reveló ayer varias premisas que considera irrenunciables. En un artículo titulado Des d'abaix a dalt, en comú, sí podem, el secretario general de Podem consideró “imprescindible” que el nuevo sujeto contemple la limitación de sueldos, cargos y mandatos y que se creen “mecanismos y estructuras” que permitan la máxima participación de los inscritos. “Podemos”, dice el texto, “no moverá un dedo por una cuota, por un nombre o por un espacio de poder. Lo que sí haremos (y no nos moveremos bajo ningún concepto) es trabajar desde abajo arriba”, señala Fachin, que recuerda que el documento organizativo de su partido incide en que “hace falta escapar de fórmulas de pactos entre cúpulas y favorecer la participación ciudadana”.

El artículo insinúa, con el rechazo a las cuotas, que los pilotos de la confluencia quieren que la ejecutiva se asiente en un reparto equitativo de los cuatro partidos que lo van a integrar más independientes. Los comunes niegan rotundamente que sea así. Bajo el pulso subyacece el deseo de Podem de que se respete su peso real en relación con las otras formaciones. No es gratuito que Fachin apuntara en el artículo que 15.000 inscritos en Cataluña votaran los textos de Vistalegre 2. Iniciativa y EUiA movilizan, como mucho, en sus primarias a 2.000 afiliados. “Es imprescindible dinamitar paredes y despachos y eso solo se puede hacer buscando herramientas para que sea la gente la que marque el camino a los dirigentes”, dice

Podem aspira a aplicar en la construcción de la confluencia el mismo modelo de Vistalegre 2, esto es, que todos sus afiliados voten todos los documentos —el organizativo, el ideológico y el nombre del partido— de forma telemática y no presencial y con un margen de tiempo suficiente para favorecer la participación por todo el territorio. Miembros del partido morado afirman que los comunes se inclinan por excluir de la votación el texto organizativo y que solo voten el fin de semana de la fundación quienes se han inscrito en la página de Un país en común, donde han colgado los documentos del nuevo sujeto. Los comunes niegan esa versión y aseguran que aún no se ha empezado a abordar la votación ni qué documentos se someterán a las urnas porque hasta el 5 marzo debatirán en los talleres las ponencias. Con todo, admiten que una de las posibilidades es la votación presencial.

Podem prevé convocar un consell de cent, una especie de asamblea de círculos, para fijar posición y tiene prisa por fijar la votación

La ejecutiva del partido morado negocia con Xavier Domènech, considerado el arquitecto de la confluencia y, de momento, la conversación está encallada. Podem prevé convocar un consell de cent, una especie de asamblea de círculos, para fijar posición y tiene prisa por cerrar el mecanismo. Su planteamiento es que la dirección del nuevo partido se elija con listas abiertas y que los afiliados voten aún a riesgo de escoger a personas del sector crítico.

Los comunes confían en que la negociación prospere y apelan a que el propio Pablo Iglesias siempre se ha pronunciado en favor de confluir. Y desde Podem añaden que su secretario general subraya que respetará la decisión que se tome desde Cataluña. Contra todo pronóstico, Iglesias vuelve a tener un papel relevante en Cataluña después de que Fachin le diera su apoyo pese a que su ejecutiva está mayoritariamente integrada por los anticapitalistas. El nombre del partido también está en juego pero no parece que vaya a ser el principal escollo. Son tres nombres los que se someterán a votación: En Comú Podem —es decir, mantener la denominación de la actual coalición—; Catalunya en comú o directamente comuns.