“Este entusiasmo de algunos por romper puentes no lo puedo compartir”
Entrevista a Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real
Pregunta: ¿Hace un año me explicó que muchas reuniones de trabajo en el Teatro Real las hace incluso en catalán porque allí trabajan muchos. ¿Cuántos hay?
Respuesta: En el Teatro Real trabaja gente de todas partes, entre los cuales hay valencianos, menorquines y catalanes. Claro que hay reuniones que se desarrollan en catalán, o cambiamos de lengua según quien esté presente. De hecho, pasa lo mismo en Barcelona. Es una dinámica sana y que no merece ningún comentario, en la medida que es simplemente normal.
P. ¿Tiene la sensación que Barcelona y Madrid se están convirtiendo en dos espacios culturales diferentes?
R. No lo creo en absoluto. Esto es lo que nos quieren hacer creer los que obtienen réditos de dividir, enfrentar y destruir puentes en un lugar y en otro. Compartimos mucho más de lo que nos separa; en un mundo globalizado como el actual hace reír hablar de “espacios culturales diferentes”, de dos ciudades que se encuentran a menos de tres horas en tren.
P. Algunas diferencias sí ha apuntado en anteriores entrevistas entre la manera de entender la ópera del público barcelonés y el madrileño.
R. Claro que hay diferencias entre los públicos porque, pese a que comparten orígenes casi paralelos, las historias del Liceo y del Teatro Real han sido radicalmente diversas. El Liceo ha sido un teatro con una tradición ininterrumpida desde 1847 hasta la actualidad. En cambio, el Teatro Real tuvo una historia gloriosa a finales del siglo XIX, pero a partir de 1925 fue cerrado, fue un polvorín durante la Guerra Civil, se transformó en sala de conciertos y solo hace veinte años que se ha vuelto a convertir en teatro de ópera. Esto afecta, evidentemente, al público y a muchos otros aspectos de la gestión. El Liceo forma parte de la historia de Barcelona; en cambio, el Teatro Real esto se lo ha tenido que ganar.
P. ¿Tiene la sensación de vivir en el Real el fenómeno ‘Palco del Bernabéu’. Hay poderes fácticos del Estado que no ves en otras ciudades?
R. El Teatro Real hace un esfuerzo extraordinario para conseguir que se acerquen poderes fácticos del Estado y de la empresa privada porque solo cuenta con 30% de subvenciones y necesita conseguir otro 30% de patrocinio privado para cuadrar los números. La venta de entradas aporta otro 30% y el alquiler de espacios supone un 10%. Es una estructura de ingresos ejemplar porque funciona con poca subvención pública comparado con los otros modelos de gestión de la ópera en Europa.
P. Pero si el mundo del capital en Barcelona ya no se reúne en el Liceo sino en el palco del Barça, ¿el cambio de paradigma también se producirá en Madrid?
Sería absurdo no colaborar con el Liceo, que conozco mejor que casi nadie”
R. En este aspecto, seguro que también hay muchas coincidencias, pero también en esto la reacción del Teatro Real ha sido muy hábil: desde hace algunos meses el presidente del Real Madrid forma parte del patronato del teatro.
P. Destaca que el Real es un modelo de teatro que no se sustenta tanto en subvenciones. ¿La implicación empresarial/burguesa en el bien público se ha perdido en Barcelona?
R. Ignoro si esto se ha perdido actualmente en Barcelona, pero seguro que hubo una gran implicación empresarial/burguesa entorno al año 2000 cuando el Liceo se reinauguró tras el incendio. En el Real esta implicación se ha conseguido posteriormente, como reacción del teatro ante la caída de las subvenciones en el momento de la crisis. El nuevo gobierno del teatro, con un presidente de la fundación independiente del mundo político, lo ha beneficiado mucho.
P. ¿El peso del turismo cultural en las entradas del Real es inevitable que sea inferior a la que tiene el Liceo?
R. No me consta que haya datos sobre este tema. Mi especulación personal es que en Barcelona hay mucho más turismo que en Madrid, pero no necesariamente más turismo cultural. El peso del turismo en los dos teatros es, seguramente, menos diferente que el peso del turismo en las dos ciudades. El motivo es que Madrid es una ciudad muy atractiva desde el punto de vista cultural. No solo por la ópera. La vitalidad cultural de la ciudad en museos, exposiciones, música, es comparable a las grandes capitales del mundo.
P. Detecta que en su ámbito cultural, los jóvenes músicos por ejemplo, tienen más tendencia a querer residir en Barcelona que en Madrid?
R. Los músicos, como todo el mundo, tienen ganas de residir donde el trabajo sea más estimulante y donde haya más demanda. Mi experiencia con algunos músicos es que consideran perfectamente normal residir en Barcelona y trabajar en Madrid. Tardan menos en llegar al trabajo que desde las afueras de Londres al centro de la ciudad. Y con un abono de tren es incluso menos caro.
P. ¿Cómo ha evolucionado el debate sobre la independencia en Madrid entre sus conocidos?
En Barcelona hay más turismo que en Madrid, pero no más turismo cultural”
R. Algunos responsables políticos de Madrid tienen mucho que ver con la desafección que ha llevado al crecimiento del proceso soberanista. Los intereses electorales de algunos han hecho que en el pasado se tomaran decisiones que nos han llevado a donde estamos. Después están, claro, los que obtienen rédito de crear enfrentamiento y tensión, en Barcelona y en Madrid. Es un tema que me tomo con cierta frialdad porque este entusiasmo de algunos por romper puentes no lo puedo compartir.
P. ¿La ‘desconexión’ entre gobiernos se nota. Pone en peligro las coproducciones o la colaboración entre el Real y el Liceo?
R. No lo creo. Hay una colaboración entre el Real y el Liceo. La próxima temporada coproducimos Rodelinda de Haendel con uno de los mejores directores de escena del mundo, Claus Guth. Hablamos de otras coproducciones para el futuro. Después de 17 años como director artístico del Liceo sería muy absurdo no colaborar con un teatro que conozco mejor que casi nadie.
Perfil
Joan Matabosch (Barcelona, 1961) es el director artístico del Teatro Real, la ópera de Madrid, desde 2013. Matabosch fue el director artístico del Liceo entre 1997 y 2013. Dice quererlo como si fuera su casa. Durante cerca de un año compaginó la transición en los dos teatros de ópera. Matabosch relevó al Real un referente del sector, el fallecido Gerard Mortier, que estuvo en el cargo desde 2010.
Matabosch vive muy cerca del Real, “en el Madrid de los Austrias. Me gusta vivir cerca del teatro porque es una zona fantástica: es el centro de Madrid pero no tienes la sensación de vivir en una ciudad, porque la arquitectura y los espacios son muy poco urbanos. Lo tiene todo: la ventaja de vivir en una ciudad sin los inconvenientes. Y, además, cerca del trabajo”.
El despacho de Matabosch se ubica en una amplia planta de las instalaciones del teatro. Las paredes son de cristal; el espacio transmite transparencia y buen ambiente. En las columnas hay colgados monitores que constantemente retransmiten lo que pasa en el escenario, sea un ensayo o una representación. Los empleados entran y salen con cierta informalidad. Matabosch parlamenta constantemente con su mano derecha, otro catalán, Damià Carbonell, con quien había trabajado en el Liceo. Ambos conducen una de las instituciones más significativas de la cultura de Estado de España.
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