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El ERE de Nylstar golpea a Blanes

La dirección de la empresa casi centenaria pretende despedir al 70% de la plantilla

Blanes está en shock. La fábrica que fuera orgullo del pueblo y uno de los símbolos de la industria catalana desde los años 20, se encuentra ahora al borde de la desaparición. La dirección de Nylstar (antigua SAFA), dedicada a la fabricación de hilos en los últimos 93 años, presentó ayer un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para despedir a 155 de los 219 empleados, un 70,8% de la plantilla. La planta solo mantendrá 64 trabajadores, que se encargarán de mantener la producción bajo mínimos hasta que se decida el futuro de la empresa, lamentan los sindicatos.

Los empleados han sufrido cuatro ERE en los últimos años, explica el presidente del comité de empresa de Nylstar, Juan José Rodríguez. En enero fabricaron la última bobina de hilo y se paró la producción. Trabajaron hasta marzo con lo que quedaba y entraron en un ERE temporal hasta el pasado 11 de julio, cuando los obligaron a tomar vacaciones. Ahora, en la empresa “no hay luz, ni agua ni gas” y en las oficinas trabajan con generadores eléctricos. Rodríguez asegura que la empresa no tiene liquidez, “solo unos 30.000 euros”, según el líder sindical. Este mes la dirección ya ha comunicado que no pagará las nóminas e incluso tiene deudas con el Ayuntamiento.

En la Blanes de los años 50 y 60, aún sin turismo, SAFA era la principal fuente de trabajo en la región. Llegó a tener 2.500 empleados directos que generaban otros 10.000 indirectos, todo en un municipio que tenía 10.000 habitantes, explica el alcalde de la población, Miquel Lupiáñez. Pasaron de 9.492 habitantes en 1.960 a 16.020 el 1970.

“Todos hemos tenido algún familiar o amigo que ha trabajado allí”, recuerda el alcalde. En Blanes no ha sentado bien el baile de cifras del ERE. Primero informaron que afectaría a 73 empleados, después a 185 y finalmente serán 155. “Son familias que pueden quedarse sin trabajo, y esto es impropio de un país desarrollado, cuando se presenta un ERE tiene que estar bien documentado”, critica Lupiáñez. A la empresa la bombardearon en la Guerra Civil y fue reconstruida por presos políticos. También fue cuna de sindicalistas y de líderes de izquierda, como Paco Frutos, secretario general del PSUC y del Partido Comunista de España.

Lupiáñez niega los rumores de un posible “pelotazo urbanístico” que han insinuado algunos sindicatos. “No hay ninguna intención de cambiar los usos de aquel polígono. Ha sido, es y queremos que sea industrial. No se permitirá uso comercial o residencial”, asegura.

Además de los numerosos despidos, las sombras de un cierre encubierto se ciernen sobre la empresa. El representante de los trabajadores ve en la empresa textil Montefibre de Miranda de Ebro (Burgos), propiedad del grupo Praedium —los mismos que Nylstar— un ejemplo de lo que puede pasar. “Llevan desde el 2013 con una plantilla de 30 personas y la producción parada”, a la espera de un comprador. Por eso el próximo miércoles, Blanes saldrá a la calle a defender su fábrica.

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