Cien candilejas para el teatro Reina Victoria
La sala celebra su centenario con obras infantiles y conciertos
Un patio de butacas sin columnas permitía a los espectadores ver el escenario desde cualquier ángulo y un tragaluz abatible aportaba aire fresco a la sala en las noches más calurosas. En cada palco, además, había un timbre para llamar al camarero del bar y un suave aroma que impregnaba el ambiente —“Esto de que un teatro huela bien ya es digno de aplauso”, contaba el crítico de ABC en su crónica—. Las innovaciones que el teatro Reina Victoria presentó en su inauguración hicieron las delicias del público madrileño en la primera función el 10 de junio de 1916. La opereta, la zarzuela y la comedia burguesa de Benavente, Mihura y Gala marcarían la historia de este edificio modernista. Cien años después, y despojado de todos sus lujos, sigue abierto —es uno de los teatros privados más antiguos, por detrás del Lara y La Latina— y con nuevo dueño: el actor y presentador Carlos Sobera (Baracaldo, 1960), que quiere renovar y ampliar su cartelera.
Hace mucho tiempo que la claraboya del teatro Reina Victoria no se abre y que los timbres no llaman a los camareros. El edificio que había pertenecido a Cornejo, la veterana sastrería de cine y teatro hasta ahora, ha contado con los éxitos de El diario de Adán y Eva de Mark Twain y la adaptación musical de ¡Ay Carmela! de Sanchez Sinisterra. Tras años de uso intensivo necesitaba un lavado de cara. "Lo hemos mantenido cerrado el mínimo tiempo posible. Nos dieron las llaves el 20 de abril y el 4 de mayo estrenamos", apunta Carlos Sobera, que compagina su labor de gestor teatral con la grabación de First Dates, un reality de citas producido por Cuatro y Warner. Con Cinco horas con Mario, de MIguel Delibes en boca de Lola Herrera, el teatro inicia esta nueva etapa. “Es muy complicado encontrar el equilibrio entre lo que consideras de calidad y resulta rentable”, explica el presentador. Las comedias contemporáneas con caras conocidas son su principal apuesta. “Si quieres hacer un Shakespeare, un Calderón o un Lope, es necesario un presupuesto de teatro público. Los espectadores buscan calidad pero sobre todo evasión”, añade.
Después de la obra de Herrera, estrenarán simultáneamente Milagro en casa de los López, una de las comedias menos conocidas Miguel Mihura con Nuria González y Nacho Guerreros, y Swingers, uno de los montajes de Arequipa, la productora de Carlos Sobera. La primera a las ocho —“Para un público más familiar”— y la segunda a las diez —“más picante y fresca para los adultos”—. A partir de septiembre llegará Héroes con Javier Gurruchaga y dirección de Tamzin Townsed, y Cinco y acción con Javier Veiga y el propio Sobera.
La escasez de espacio en la cartelera madrileña ha sido una de las razones que ha llevado al presentador a hacerse con el teatro del número 24 de la Carrera de San Jerónimo. “En temporada alta —septiembre y enero— hay tal saturación que es muy difícil que programen tus obras, por eso nos pareció buena idea tener nuestro propio espacio, es un proyecto ilusionante”, argumenta Sobera. El teatro compaginará las producciones teatrales con monólogos, conciertos acústicos, funciones infantiles e introducirá la realidad virtual con fines pedagógicos. “Vamos a crear un soporte de realidad virtual para mostrar a los niños la historia del teatro, desde el estreno con la presencia de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, hasta hoy día, pasando por momentos históricos como el estreno de Jacinto Benavente en el que el público tiró todo tipo de hortalizas a los actores”, concluye Sobera. Los alumnos podrán ver la sala tal y como era entonces pero sin la brisa que se colaba por la claraboya ni el agradable olor que perfumaba el ambiente.
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