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Detenido unos grupo de revisores del gas que estafó más de medio millón

La banda llegó a vender un filtro de un acuario como un detector de humo a un anciano

Rebeca Carranco

Los Mossos d'Esquadra han detenido a 13 personas acusadas de formar una banda de revisores del gas dedicada a estafar a ancianos. Como comerciales puros y duros, hacían puerta fría, hasta que encontraban a una víctima adecuada, normalmente, personas mayores, a ser posible con problemas de memoria. Entonces les avisaban de que necesitaban mejoras en sus estufas de butano, seguros, revisiones en las instalaciones del gas, cambiar piezas... De todo con tal de que las víctimas pagasen cantidades que oscilan entre los 60 y los 3.300 euros. La red montó seis empresas, legales, a través de testaferros, con las que ingresó 588.000 euros de las estafas pagadas con tarjeta. Los Mossos calculan que la cifra se podría multiplicar por 10 contando los pagos en efectivo.

La investigación arranca en 2015, cuando una de las víctimas, un anciano con Alzheimer, denuncia que le han estafado 41.000 euros fraccionados en 41 pagos. El grupo llegó a visitarle hasta 60 veces en dos meses. A partir de ahí, la policía catalana va deshaciendo la madeja, hasta llegar al grupo de seis empresas, constituida la primera de ellas en 2012, con autorización para hacer esas revisiones.

La policía no niega que quizá en alguna ocasión hiciesen revisiones debidamente, según contó ayer el subinspector Josep Antoni López, subjefe del Área de Investigación Criminal de Barcelona. Pero la inmensa mayoría de las veces que tocaban el timbre de la puerta de un anciano era sencillamente para estafarle. A una de sus víctimas llegaron a instalarle un filtro de un acuario diciéndole que era un detector de humo.

En un vídeo grabado en la casa de un estafado se ve cómo uno de los revisores dice haberle colocado una alarma. Le pretende cobrar 200 euros, pero el anciano solo tiene 60. Regresa al mes siguiente, y entonces le habla de un seguro a cinco años por una estufa de butano, por el que le cobra 290 euros. La víctima se queja amargamente de que es la segunda vez que vienen, y le cobran y dice que no llega al final de mes. “Yo no lo entiendo”, va repitiendo. A lo que el estafador le responde: “Me he preocupado porque le hagan la revisión y no le cobren tanto y encima se queja. ¿Yo qué culpa tengo?”. Y va reformulando esa misma idea varias veces. Los Mossos tienen acreditadas ocho víctimas, pero cree que posiblemente haya muchas más que no se atrevan a denunciar por vergüenza o porque ni siquiera son conscientes.

Los líderes del grupo eran dos libaneses, un padre, de 60 años, y un hijo, de 30, ambos con antecedentes por tráfico de drogas. A través de dos testaferros españoles, montaron las empresas, y luego se nutrieron de una red de operadores, nueve en total, que ejecutaban la estafa. “Incluso aprovechaban para hurtar en las casas”, explicó López. El hijo se encuentra en prisión por un intento de homicidio, y toda la organización junta suma 160 antecedentes.

López insistió ayer en rueda de prensa en que los revisores del gas autorizados por las compañías suministradoras jamás cobran al momento. “Te llega en la factura”, repitió, y la empresa avisa con un mes de antelación. También detalló que en este caso los detenidos llevaban un datáfono para cobrar los ancianos y acompañaban al cajero a aquellos que solo tenían una libreta bancaria.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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