Un montaje sensorial para la arquitectura social en Venecia
El pabellón catalán en la Bienal plantea un diálogo con el cine para explicar los proyectos desde la mirada del usuario
La arquitectura debería ser siempre para la gente y, sin embargo, son muchos los profesionales que han sucumbido al narcisismo, olvidándose a los destinatarios de su trabajo. No es el caso de los siete proyectos que representan Cataluña en la Bienal de Arquitectura de Venecia, que abre mañana. Los arquitectos Jaume Prat y Jelena Prokopljevic y el cineasta Isaki Lacuesta los han elegido porque ponen el usuario en el centro de un discurso transformador e integrador, capaz de estructurar el territorio y conectar espacio público y privado. “La arquitectura empieza a vivir cuando los arquitectos se van; y es al usuario que le toca el veredicto”, explican los comisarios, que han bautizado el tercer pabellón catalán Aftermath. Architecture beyond architects, es decir, Consecuencias. La arquitectura más allá de los arquitectos; más claro, imposible.
Pese a las complicaciones de exponer arquitectura en el marco de un evento tan cosmopolita y con tanta oferta como la Bienal, el resultado es un pabellón que, a través del audiovisual, consigue trasmitir el mensaje y explicar los edificios de forma intuitiva y empática sin renunciar al rigor informativo, pero suavizando los aspectos técnicos más crípticos. “Hemos alternado planos generales con detalles para que el relato se entienda independientemente de cuándo llegas. Hemos trabajado el cine como arte del espacio y la arquitectura como arte del movimiento. El espectador es el último montador de la instalación”, aseguran, refiriéndose a las diversas perspectivas y juegos visuales que se establecen entre las proyecciones gracias a unos cristales traslúcidos, creados expresamente. “Los cristales permiten ver a través, creando una interesante contaminación entre obras e involucrando la arquitectura de la nave”, indican.
Bloqueo a la ley catalana de arquitectura
El consejero de Cultura, Santi Vila, lamentó durante su visita ayer a la Bienal que la Ley de Arquitectura, consensuada con el Colegio de Arquitectos, no haya sido aprobada por el Parlament. "Debía ser sólo un tramite para una ley de calidad, en línea con las legislaciones europeas. En Francia, el Senado aprobará una similar, pero en nuestro caso la oposición ha pedido una comisión interparlamentaria para discutir temas ya ampliamente debatidos", asegura Vila, dando a entender que trás el bloqueo están los lobbies de ingenieros y constructores, que no quieren eliminar el sistema de subastas y vincular la autoría con la dirección de obras.
Cada proyecto se explica mediante detalles constructivos y escenas de vida y tiene una instalación distinta según su propósito. Así, una hilera de cristales ondulados acoge los rebaños que simbolizan la Recuperación del Río Llobregat, de Battle i Roig (presentes también en la muestra central de Fernando Aravena), y dos cristales enfrentados representan el hito arquitectónico-jurídico del Hospital Transfronterizo de la Cerdanya, de Brullet-Pineda. La historia de Torre Julia, edificio para personas mayores, de Vidal, Pons y Galiana, se proyecta en un cubo flotante, mientras que el vídeo del Teatro Atlántida de Vic, de Llinàs, Llobet, Ayesta y Vives, se mira desde abajo como si se recorriera la calle real. “Hemos intentado respetar el punto de vista del usuario”, apuntan.
La pared de un nuevo sistema constructivo flexible de acero y cerámica, que Archicubik utilizó en el Aparcamiento Saint Roch de Montpellier, sirve para crear asombrosas sombras y separar esta obra del Centro de Distribución de Alimentos de Campclar, un edificio de NUA Arquitectures destinado a facilitar y dignificar la vida en un barrio marginal, ejemplar en cuanto a eficacia, economías de medios y soluciones creativas. “Para evitar los posibles problemas de un entorno conflictivo, las puertas y ventanas quedan integradas en el edificio, de modo que cuando están cerradas no se ven”, indican los tres jóvenes autores.
Una proyección fragmentada de Can Batlló, proyecto cooperativo autogestionado por ciudadanos, cierra un recorrido donde juegan un papel vital los sonidos reales de Amanda Villavieja, cacofonía que contribuye a sumergir al visitante en una arquitectura social, viva y sensible.
En enero, Aftermath se presentará en el centro Arts Santa Mònica de Barcelona.
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