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Castellón juzga a El Solitario 16 años después

La Fiscalía pide 31 años de prisión por el atraco de La Vall d’Uixó en mayo del año 2000

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Poco después del mediodía del 10 de mayo del año 2000, Jaime Giménez Arbe abandona la sucursal de la Caja Rural San Isidro, de La Vall d’Uixó, Castellón, con un botín de poco más de 20.000 euros. Lleva el dinero en un maletín. Va fuertemente armado con una pistola, un revólver de gran calibre y multitud de cargadores suplementarios. Oculta su rostro tras una barba y lleva peluca. También se protege con un chaleco antibalas.

A los pocos metros de salir de la entidad dos policías locales le dan el alto. Los empleados han activado la alarma. Giménez Arbe saca el revólver y dispara en la pierna al agente José Durant y en el muslo al agente Daniel Diago. Tras los disparos enfila la calle Xaló donde se produce un intenso intercambio de tiros. Avanza por tramos, protegido entre los coches aparcados. Al final de la calle un coche patrulla le corta el paso. Giménez Arbe dispara, la bala atraviesa el cristal y las esquirlas hieren al sargento Carlos Domingo en la cara y en los ojos.

El Ayuntamiento y la sede de la Policía Local están a escasos metros de la entidad bancaria en el centro de la localidad castellonense. Diversos agentes acuden a pie y se parapetan detrás de los coches aparcados, antes de llegar a la altura del atracador. El cabo Manuel Ferrandis le sobrepasa y se queda varios segundos en medio del fuego cruzado entre los dos grupos de policías y el asaltante. Muere de una bala en la cabeza.

Del botín ya casi no queda nada. El maletín se ha abierto tras un brusco gesto al saltar sobre un BMW para defenderse y el dinero está esparcido por la calle. La policía recupera casi 19.000 euros. El resto hasta los más de 20.000, los recogen “transeúntes no identificados”.

El atracador busca llegar hasta su coche, un todoterreno Suzuki que recibe diversos impactos de bala en los cristales, el portón trasero y en un lateral. Giménez Arbe está herido en un brazo, pero logra acceder al vehículo, en el que guarda una metralleta con una cadencia de 400 disparos por minuto. Una ráfaga contra los agentes le da el tiempo suficiente para escapar a toda velocidad.

Las fuerzas de seguridad lo buscaron intensamente con cobertura aérea en las provincias de Castellón, Teruel, Valencia y Tarragona. No lo encontraron. Estuvo escondido casi una semana en un remoto paraje de montaña cerca del pico de Javalambre.

Pasaron siete años y multitud de atracos más hasta que la policía portuguesa lo detuvo el 23 de julio de 2007 poco antes de “expropiar” la sucursal del Banco Santander Totta de Figueira da Foz. Para entonces, Giménez Arbe ya era El Solitario, el enemigo público número uno en España, desde que en 2004 asesinó a dos agentes de la Guardia Civil en Castejón, Navarra. Él niega los hechos. Una sentencia de la Audiencia de Pamplona le condenó a 47 años de prisión.

Hoy comienza el juicio oral contra El Solitario. El Ministerio Público pide para él 31 años de cárcel y más de 400.000 euros en indemnizaciones por un delito de robo con violencia y por tres delitos de homicidio en grado de tentativa con el concurso del delito de atentado a agentes de la autoridad.

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