En busca de esencias alternativas
En la escena 'off' madrileña abren nuevas salas y bulle la inspiración, pero también hay precariedad
Chico conoce chica en una red de contactos. Él quiere matarla. Ella anhela morir violentamente, “dejando un cadáver bonito”. Quedan. Ese es el arranque de Psycho Meetic (hasta el domingo en Microteatro por Dinero), una obra que reflexiona sobre el consumismo sexual y las nuevas aplicaciones para ligar en 15 minutos, para un público de solo una decena de personas. “Hacía tiempo que se hablaba de la argentinización de la escena madrileña”, cuenta Álvaro Vicente, director de la Revista Godot. Se refiere a la eclosión y atomización de las salas teatrales alternativas: “Hay mucho movimiento; abren muchos espacios, pero otros tantos cierran. La escena off se mueve en un baile entre el optimismo —por la efervescencia creativa— y el catastrofismo, si se valoran el éxito económico y problemas como la precariedad laboral y la economía sumergida”, resume Vicente.
Los últimos trabajos de Nicolás Gaude se han centrado en la escena alternativa. Además de ejercer del amante asesino en Microteatro, el próximo jueves estrena La belleza del escarabajo en Nave 73 (Palos de la Frontera, 5). “Es una de las salas del off más representativas ahora mismo”, opina Gaude. Comparte fama con espacios como El Umbral de Primavera (Primavera, 11), el Teatro del Barrio, interesado por la temática social, o el teatro Pradillo (Pradillo, 12).
A la vez, muchos teatros grandes se han animado a abrir salas pequeñas. Lo hicieron el Lara o el teatro Español, idea de Mario Gas hace casi una década. ¿Pero el teatro alternativo es una cuestión del tamaño de la sala o está más relacionado con el discurso de las obras? “Aunque muchas salas cuidan su programación y se atreven en sus contenidos, los espacios alternativos ya no arriesgan tanto como antes”, opina el actor Gaude, “y así no se crea una cultura teatral”.
A pesar de ello, el abrazo que la escena mainstream dio al teatro alternativo —fagocitando temáticas, tono y estéticas— simboliza el éxito y la importancia del off madrileño. “Al final, comercial es todo, porque el objetivo es vender entradas. Puede ser cierto que no haya una apuesta por el riesgo artístico, pero la escena es muy heterogénea”, concluye el director de la Revista Godot.
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