Un pintor profundamente español
Hugo Fontela expone en 'Pinturas Extrañas' un resumen de sus años en EE UU, pero con inspiración en la tradición pictórica de España
Para Hugo Fontela (Grado, 1986), la descubierta de los muelles abandonados del East River, en Nueva York, fue determinante en su vida profesional. “Intuí desde el principio que aquel lugar decrepito y fascinante sería una imagen recurrente para mi pintura”, afirma. El encuentro ocurrió en el invierno de 2005, mientras el pintor paseaba cerca de su estudio. Años después, esa visión tan específica está representada en algunas de las obras presentes en la exposición Pinturas extrañas, disponible para los visitantes hasta el 13 de febrero en la galería Marlborough, en Madrid.
El nombre de la muestra define bien el sentimiento del artista con relación a esa recopilación de sus trabajos. Para él, Pinturas extrañas era el título más evocador al ver todos los trabajos por delante. La sensación de extrañamiento viene del hecho de haber más cohesión en sus series anteriores. Fontela asegura que esa característica siempre estuvo presente, llevando sus obras a parecerse mucho entre sí. “Aquí al final cada obra ha abierto un camino nuevo de investigación pictórica y eso ha hecho que cada una sea distinta, pero por peculiar y singular”, observa.
Las pinturas crean una gran composición en blanco y negro por toda la galería madrileña. El uso del color de una forma monocromática es una característica común a todas las series de Hugo Fontela. El artista atribuye la elección del blanco y negro a un interés plástico, señalando que en muchos de los grandes cuadros del mundo del arte español el color no es precisamente lo más importante. “Esa sobriedad que existe en la tradición de la pintura española me interesa una barbaridad. Y en eso me siento un pintor profundamente español”, define Fontela.
Las imágenes construidas por el pintor mezclan dos referencias. La primera vuelve a la temática del mar, ilustrando los puertos y los postes que sobreviven solos en las zonas portuarias. La segunda es la visión del mundo en decadencia, un ambiente donde hay montañas de basura y desperdicios, frutos de las grandes ciudades. Sin embargo, no hay un tono pesimista en la exposición, todo el contrario. “La metáfora de esas pinturas es que por mucho que el hombre intente controlar y manipular la naturaleza, ella es mucho más fuerte y mucho más generosa”, argumenta el artista, que ve en ese escenario hostil que aparece en sus obras una revelación del estado más salvaje de su impulso artístico.
Pinturas extrañas es una muestra que se propone a ser un resumen plástico de todas las inquietudes planteadas por Fontela durante los 10 años que vivió en Estados Unidos. El artista alterna estudios en Madrid y Manhattan, donde vive desde 2005. Aunque hayan sido muchos los años vividos en EE UU, el pintor siente que sus obras encuentran siempre un camino para llegar a España. “Cada una se aleja hacia a un registro oculto hasta ahora en mi trabajo, otorgándoles una personalidad única y ambigua, con guiños que me llevan a El Paso, la pintura abstracta americana abstracta y el neoexpresionismo europeo”, concluye.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.